Lamento no poder ver el lado de la vida en el que me gustaría estar, realmente es un instante prohibido es un recuerdo del que no salgo... ansío, ansío darme la vuelta y poder escapar...
Cuando se presiente que la vida es algo más que este tumultuoso estandarte de ideas, en las que las banderas atrapan los suspiros, en que los lamentos ensordecen al interlocutor hasta que todo se vuelve silencio, cuando los hechizos y lo encantos hacen parte de la limpieza de verano en que todos los papeles quedaron hechos picadillo, y ya no se puede recomponer la mitad de la existencia... es pertinente, solamente caer. o permanecer en posición horizontal... un rato... un momento, que para efectos de la teoría de la relatividad, podría extenderse por una eternidad... se que a nadie le hará falta una existencia, patética, que simplemente se dedica a filtrar, un gran filtro de porquerías y desatinos, una especie de gran pez inexistente, aun en el termino de las distancias que no se conocen... un fábula maltrecha de la que no se conoce el nombre... un momento de estafa.
En cuanto a lo que podría salir bien, nada podría ya salir bien; lo he dejado; la historia finalmente no se repite, o por lo menos en mi estado mortal, no podría dicernirlo con facilidad; he perdido mi facultades divinas, he caído en desgracia, me han expulsado del edén; en medio de los improperios frecuentes, inherente a mi, a los momentos en que he mancillado el tiempo; me han expulsado, aun, la ropa, lo utensilios inútiles que suelo coleccionar como pedazos de cuentos que podría armar en algún momento para salir de nuevo. Todo, en el charco de enfrente, en la línea del medio, unas huellas putrefactas de carruajes sobre los restos de lo que fui; en dos maletas, y seis bolsas de basura ha quedado resumida mi vida...
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