jueves, 26 de junio de 2008

Mundanamente

El personaje volvía a la habitación, tratando de contener el aliento... ya hubo acuerdos tácitos, siempre los hubo, enredaba un poco los dedos en su pelo -Siempre lo hacía cuando le agarraba algún nerviosismo inoportuno- Sabia que debía dejarlo, sin embargo, buscó instintivamente en la gaveta junto a la cama el paquete de cigarrillos a medio terminar... y en la alforja del tiempo un encendedor de esos que parecen no encender más...
En un momento todo fue tiniebla y un grisáceo humo - ese debe ser su color normal - que envolvía todo el cuarto, y su hedor continuaba en los cuartos contiguos acostumbrados ya a sus amargas noches de soledad y angustia.
El mar estaba tan lejos...
de hecho nunca ha conocido el mar más que con soñarlo...
Presiente haber estado compuesto de mar... ya que las goteras que se filtran por sus ojos - algún desperfecto de fabrica - le recuerdan el sabor "que dicen que tiene" el mar, las personas que han sucumbido a el...
Pero ese sabor salado y metálico, solo le concierne a su alma a medio estrenar... un alma que se pudre en aquella filtraciones espontáneas y esporádicas que hacen que sus ojos se empañen e inevitablemente, perdiendo esta facultad, tropieza con todos los bultos de los que se compone su medieval uso de transporte...
-Veo que has llorado-
¿Por qué?
-Los ojos han mutado su color...
Muchas veces pensó que le agradaría ser simplemente sus ojos, esos ojos que cambian con la marea y que se abstienen de hablar... miran, hurgan y se siente inquiridos... pero no hay levedad mas absoluta que la del tiempo que ata los pasos a una tierra que no es mas que un papel gris, desvencijado, por años y años de encontrar la primera ruta que se erigió en él.
Puedo mirar en ambas direcciones pero siempre me arrollan...
No importa me gusta inyectarme este veneno...
estoy poseído, lleno de memorias que van a libros sin letras...
simplemente las impresiones de la mente adversa...
Quisiera simplemente botar el humo ya.
A veces viendo a la distancia imagino que estoy...
he redimido el tiempo que perdí viendo el horizonte... mientras el humo se alejaba hacia su destino...
he redimido las horas que enteramente se quedaron en la cuarta letra...
horas ¿que es eso?
No hay espacio ni tiempo para los seres de la noche pues son eternos.

Simplemente un personaje más.

viernes, 20 de junio de 2008

Como muchos errores de ortografía

han pasado dos días es claro que hay un recuerdo de anteriores vidas y de recuerdos amargos en el inconsciente del licor...

Lamer las esquinas de unas cuantas copas y hacerse a la idea que ya pasó...
No hay dolor... no hay substancia... todo es etéreo y sin embargo el cuerpo sigue atado al cordel... un invisible lazo de incertidumbre y aletargamiento...

Alarga las percepciones y el mundo, el pedazo aquel que se cree propio se hace más pequeño de lo acostumbrado, ya no hay vuelta atrás, el espacio a la movilidad ha quedado reducido al simple acto cíclico de respirar... no hay como voltear y es difícil saber si se está en la dirección correcta... ¿hacía adelante? ¿hacía atrás?... en determinadas ocasiones es el mismo paso...

Un paso pequeño en una extensión basta y homogénea...

Lamento dar atisbos de insanía... es el don que se me ha concedido a lo largo de los siglos... soy un alma antigua en un empaque nuevo... y las contingencias del pasado sólo se arrugan en el papel de la historia... yo olvidé las letras al morir...

El cubículo conformado de pensamientos prolongados, alarga las laceraciones de una piel en cuarentena... rezagos de las vidas que no recuerdo... rezagos de unas cuantas caídas en la 19 con 3 de una ciudad con nombre y locación geográfica...
sólo permanezco...
como muchos errores de ortografía en el gran historial del universo lírico....

martes, 3 de junio de 2008

Espiando el Vacío

Espiando el vacío, en aquel horizonte lleno de neblina...
se encuentra el indicio de un día de lluvia lejano como todos ausente como los demás...
no se recuerdan lo vínculos al desierto, viviendo en un olvido que lo premedita todo.

Yo simplemente me dejo llevar, por unas hojas que han quedado escondidas en el entierro de metal.

Frío de metal, frío como su silencio. Qué frío hace en Bogotá ahora.

Hay una cuenta regresiva, y aun siento miedo, miedo de los días que se ahogan en frente de la muerte.
Ya no encuentro como sentir... Me desmayo quizás, intentando quedar en ese momento, pero como le hacemos, ya ni los intentos alcanzan para la cuota necesaria no hay nada en los bolsillos y el ultimo cigarrillo y nos vamos...

Lentamente se pierde, como siempre, y simplemente espío el movimiento de los murciélagos, arriba y abajo. como demonios reiterativos.
El boyerista se asoma sólo un poco, encuentra una señal en la ventana y prefiere ocultar el control y cambiar el canal a uno cultural, para que no se sospeche de su soledad meditada; sólo por el cerrojo; sólo por la ventana cerrada, se encuentra sentado, quizás con unos audífonos callando el instante... no más sonido... no mas demonios en la puerta; mañana se irá con unos cuantos papeles a buscar trabajo, a trabar fortuna con su desasosiego, a conocer un apartamento en el que vivirá dentro de seis meses, le estampará su firma y será suyo... un cambio de ventana sería genial, aunque siempre tengan el imprudente vidrio...

Salgo a caminar... como una más y sigo las huellas que se quedan en el pavimento, miro nuevamente hacia los lados para cruzar.
Muchas veces, aun me pregunto que hago aquí. Y ya no encuentro más cartas bajo la manga, y nuevamente callo mi mente y me pongo a divagar...

¿Hacia donde van los pensamientos cuando les pongo la mano para que no griten mas?
¿Hacia donde van estos estados que se dejan de caminar?
¿Hacia donde se van las letras que no he vuelto a utilizar?