lunes, 20 de agosto de 2007

que me bebería la sangre en mis venas para no moverme de aquí...

Me sentí chistosa...
frente a los acontecimientos que son indelebles en la memoria, de días
y sobre todo noches, que parecen no haber existido en lo absoluto, ni
en los rincones que se esconden en la distancia...

Al parecer siempre soy otra, aquella que se esconde tras un lado del
espejo que no es suficientemente reconocible, otra que se escapa de los
cánones y que vuelve a ellos sin remedio, otra que simplemente se hace
etérea tras la capa del reflejo...

En un momento, sonó el celular, y aparentemente un destinatario
extraño, amañaba con sus letras las reacciones inoportunas del
protagonista de ciertas letras, innegablemente un esbozo de sonrisa
disimulada, con los acontecimientos de estar parada sin dormir, casi
en 48 horas de innegable vigilia, de un castigo autoinflingido por ser
simplemente un asombra que se escabulle en el destierro para tratar de
hacerse real, real más que matérica, real más que conciente, aunque
los demonios devoren sus sesos, llenos de mieles cianúricas en el
lecho... al que, en unos minutos después, se le borran las arrugas y
queda como si siempre hubiese estado en stand by...

¿pero qué tieen las sombras que parecen ser de fuego, de carnes
inmoladas, de olor de bacanales?
pero, que tienen las sombras que parecen ser de fuego, de aire, de
agua, de rigidez absoluta, de insanos murmullos de alcohol, de
momentos que no se nombran, para que no nazcan, de una muerte lenta y
placentera en que en la cama, retozan ciertas sombras con especial
discreción, como si fueran otros murmullos, como si fueran lenguas
muertas, como si fueran extraños sortilegios de druidas borrachos que
se ahogan en alcohol, mandan a que el otro, que se esconde, tras los
ojos de los espectadores, se lance a devorar, tal vez su cuerpo que se
ha perdido en un espacio, reducido, a unos cuantos atisbos de
estremecimiento, tal vez de colecciones de respiros y de estribillos
de hechizos que cortan el flujo del aire, del agua, del fuego, de un
aparente movimiento en un lugar que se desconoce... que se encuentra
cuando ha desaparecido, que es "siempre tan breve que ya ha
terminado".

El druida cayó inerte... el jarrón de madera curada con años de vino
en las manos derramándose como escombros de letras mal conjugadas...
destellos de una vida pasada se enlazaban en sus dedos cuando el sueño terminó...
que real parecía esa sombra, cuando conjugaba sus ficciones de un
tiempo perdido, de un see u later o de un good bye... que silenciosos
son los dos años de diferencia, que se mezclan con los nervios de
ciertas páginas escondidas en las labios del fuego, en llamas, en
oscuras llamas de descanso, en paranoicos estados, entre los gritos de
las almas que solían vagar en pena por el portal, que cruzaban la
calle, para no tener que apuntarse con algo más...

que hay en el destierro, en el infierno, en el limbo, que todo sentían
allí sin si quiera saber que veneno es del que va a probar, de que
otros labios va a beber, de que otras manos se va a valer, cuando
desparezcan las propias, cuando los momentos se corran de sitio, para
dar paso a los lamentos de otras voces, de otros enmudecidos rincones
de sed y extremada vigilia... que hay en la sed, en la garganta sin
humedad, para querer peder el sentido cuando se deje de respirar....
todos lo procesos recuerden de cierto estilo para ser llevados a cabo,
que hay en el mundo que no esta donde debería...

que me bebería la sangre en mis venas para no moverme de aquí...

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