domingo, 19 de agosto de 2007

No hay páginas más tristes que las que se deben erigir en silencio…

Las cosas que pasan en nuestro diario acontecer deberían hacer parte de los libros de ficción, debería utilizar como usted me lo dice, “mi Dramatismo”, en algo útil, hacer un guión para una novela, y venderla en Venezuela, buenas líneas, de “conchale vale” saliendo inverosímilmente de una “cuyabra”.

No hay nada que decir, nada que no haya repetido en tantas hojas a intervalos que entran en su vida sin haberlo pedido, ociosos dedos reiterándole un dolor del interés de nadie…

Entre más años se tienen, parece que el cubículo que toca habitar se hace más pequeño, menos decente, más detestable, encontrar como los despojos de uno mismo empiezan a hacer parte de la configuración de las paredes y ciertos vestigios se sobre imponen sobre los anteriores dándole el tono más lúgubre a la coloración que suele traer la desesperanza…

Saber que eres fruto del engaño, del regocijo de la mentira, (debe ser por eso que la detesto tanto) y que sigue siendo así, que siempre va a ser de ese modo, no queda más remedio que tratar de desaparecer, ¿en dónde?, donde que ya no pudiera encontrarme, ¿dónde?, donde que la realidad no pudiera tocarme, y no tuviera ya que oír el llanto desde lejos y no poder hacer nada…

Eso es precisamente lo que siento, que ya no puedo hacer nada, de que demonios me sirve encontrar mi vida en las manos de la creación, cuando me es imposible hacer algo; que este recuerdo y esta vida que se entrelazan constantemente haciéndome perder el horizonte de lo que podría ser… estar simplemente en un cuarto cualquiera tratando de respirar, tratando dizque de vivir, si vos no has elegido en realidad estar vivo, si vos no elegís andar respirando por ahí, no oís a la gente decir, mira la respiración de este personaje es bastante peculiar, respira como si realmente estuviera vivo… lo ha oído acaso?

Si, bellos desvaríos en los que puedo perder mis días, si no pudiera tener este espacio estaría más desquiciada de lo que suelo estarlo, que más da, de todas maneras sólo las paredes podrán dar cuenta de eso…

Recuerdo que en alguna época, el eco, me parecía hermoso, simplemente porque podía oírme dándome una respuesta y estaba como narciso…

Ya no es chistoso, ya no es hermoso, sólo es la huella de la soledad que impregna la basta ciudad en un espacio que no puedo habitar, de no ser acaso, por medio de algunas canciones que me permiten expresar que lo he perdido todo, he perdido el tiempo, el espacio y el género literario en el que solía escribir las páginas de esta historia que me recuerda o tal vez que me recordará, que debo estar ahí dándole vueltas a esta misma idea, para poderla concretar en un bonito funeral, que ni siquiera me daré yo… contradictorio…

Es extraño, mientras espero, mientras deshago las horas y trato de inventar algunos recuerdos más, porque no, igual da… me siento tan mal, tan tristemente decadente tan tan tan, así se suelen empezar a tararearse todas las canciones… y con esas misma tonadas entonaré esta vida… que más que vida parece un tango, un tango de esos que no son audibles si no es con una copa en la mano, una copa que por lo general termina desgarrando el alma, si es que tal cosa existe por supuesto… pero si se siente el tirón, de esos en los que se piensa que va a quedar todo y de golpe se despierta pensando que se pudo haber perdido y realmente se perdió…

Alguien me pregunta, algún personaje impertinente, ¿que perdió?, tanto he perdido que ya hasta he olvidado como se siente… no podría asegurar que realmente algo ha sucedido, tal vez todo lo esté inventando y mañana despierte con la sensación que todo esto lo he soñado que incluso he venido soñando todas las noches y todos los días de esta vida y despertaré tan sólo reconociéndome como las letras de ese tango, que alguien canta en la mesa del al lado sin mucha dicción, debido a los efectos del alcohol… una lágrima rodará por ese sueño inexistente, la copa caerá como en cámara lenta de la mano sin respuesta, cansada de tanto golpear la mesa en vano, para que el mesero le sirva hasta olvidar… ese sonido mientras roza el primer pedazo de vidrio con el suelo, ese será el sonido de mi voz, junto con el sonido incidental de la escena anterior…

El sonido de tango cesará, la lágrima en la mejilla, se teñirá de mi sabor sutilmente, y cuando la copa se empiece a quebrar, existiré en ese instante, en esa fracción de segundo que sólo es posible en el cine.

El olor de ese fantasma seguirá agotando tu frente, y la desazón no desaparecerá con el licor, simplemente el grito al cantinero se hará más fuerte… quiero olvidarla, quiero saber que se siente la vida sin ella sin sentirla tan adentro, la copa caerá y ajará nuevamente el suelo y mi voz se hará perceptible una vez más y el sueño será cíclico en las noches lúgubres como la de hoy, en que inventé un nuevo capítulo en el que soy una copa de olvido que se rompe, simplemente para llamarlo…

Y si, bonito sería terminar todo este destierro siendo una letra de esas canciones de las que cantas como si fueran capítulos de una vida que alguien escribió para vos.

La canción terminó… debía hacerlo, todos se alejan del lugar trastabillando, por efectos de la vida… y ya no hay más que el eco lejano, de unas letras, de una canción, que alguien canta, aunque no recuerde muy bien porque, entre sollozos recuerda, qué se sentía haber amado y prefirió borrar esa imagen para poder dormir…

Este capítulo, como todo, puede acabar de un momento a otro, y no habrá más excusas para seguir usurpando este espacio, sólo al anonimato le resta el descanso que en algún momento será eterno y que en otro, no muy afortunado, será simplemente el estar ahí con la misma cara y la piel un poco más ajada…

No dejés que mi funeral sea otra parodia artística…
Asistí para corroborar que he muerto.
No hay páginas más tristes que las que se deben erigir en silencio…

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