La felonía del autor, parece un mito, un castigo divino que se le infringe a algún habitante de lo irreal, llevar un tiempo fragmentado, contar con algunos intervalos, para sentir que es morir sin hacerlo, para sentir que es aguantar la respiración hasta que el intervalo se renueve, el castigo de quien huye y nunca podrá hacerlo…
No puedo pedirle a nadie que retroceda conmigo, todos de algún modo avanzan, yo, me quedo en el cíclico retroceso, además de no contar con tiempo, tendré que tragarme estas extrañas conjunciones en la más terrible soledad y ya me he hastiado del proceso, muchas veces me encuentro sin sentido, pero aun estoy lo suficientemente conciente para seguir sintiendo ese molesto tic tac, ese cronometro que cuenta las horas que me restan, ese crujido demente que ha llegado a silenciarme, ese siempre sentarme a solas, a solas, queriendo gritar, queriendo que mis manos no tiemblen, queriendo que estas lágrimas sean absorbidas por el cuenco de mis ojos, que no salgan a la luz, el cuerpo inerme, solo, tan profundamente arraigado a su espacio unidimensional, tan tristemente atado a un banco, una maleta, un cigarrillo, una copa de licor, ¿qué más puede requerir un habitante de un horario tan extraño?
Pero no puedo evitarlo, muchas veces el corazón cede, encuentra un espacio más propicio, pero wait, time over, el juego vuelve a comenzar en otro escenario…
No quedan opciones, será que algún día habrán más, será que el reloj comenzará a funcionar en el modo en que se supone debe hacerlo, bueno ni para que hablar de ello…
De todas maneras, todos vivimos en una falacia reiterativa, todos nos agarramos de aquel sofisma de distracción, no importa cual, cada personaje, tiene el atuendo que le corresponde, para la escena que va a interpretar, cada payaso tiene el zapato de su talla, cada deidad tiene su talón de Aquiles, por decirlo de algún modo, todos en determinado espacio, vemos como esa lágrima, ese momento sin retorno, se convierte en el material de una realidad adversa… pero siento que mi tiempo, que mi falacia, va a cazarme para siempre…
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