Cuando te escribo mi intención va dirigida a buscar lo que puedo darte, lastima que ya este podrida, ya creo no poder ver lo translucido del día ni mi alma dará a luz bellos pensamientos en los que me pueda ocultar.
Yo no quiero jugar contigo, solo que tu no quieres creerme, tal vez si, lo que merezco es reincidir, autoflagelarme y porque no, morir...
Pero lo que más me duele es
Que desprecies el viaje de mis pensamientos a tus ojos,
Que sangres por querer ser verdad
Que te duela, se te retuerzan las tripas al imaginar el escrutinio de las letras acusantes y desafiantes, no puedo cambiar, y a veces la magia consiste en ser como nadie mas podría.
Si las letras pudieran saltar de repente a tu encuentro y contaminarte con el humo que hieden mis pulmones, si derepente se convirtieran en espejismo y volaran a las calles y las miradas que borró la falta de costumbre, si ellas te llevaran la voz que se fundó con el infortunio y te dijeran las pesadillas por las que ya no duermo, derepente podrías entenderme, si, pretendo mas, porque ahora no sueles empezar a dudar de tu humanidad, por que no de vez en cuando dejas de calcular que puedes sentir y te dejas llevar, tal vez de mi mano... pero esas son cosas que no puedo nombrar y aveces no entiendo porque te hacen tanto daño.
Ok volvamos a empezar, si hago de cuenta que eres un desconocido, que me manda mensajes furtivos que suelen hacerme sonrojar, si olvido que vi tu cara, que sé tu nombre, que aveces te he visto con ganas de llorar eso podría hacerlo diferente? Engáñame, ponte tu disfraz, sé por una vez el verdugo, porque siempre tengo que ser yo.
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