sábado, 13 de enero de 2007

Personaje en creación

No encuentro el lugar... en medio de todo lo que conocí en algún momento, en todo lo que he caminado, llevando a cabo funciones burocráticas y alejándome de lo que me importa, siento que estoy perdida en medio de la gran ciudad que ha terminado por tragarme entera...

No han pasado tres meses con unos días, con unas horas, todo milimétricamente establecido en el confín del destierro, con demasiadas horas para pensar en el destino que se ha perdido en los hilos de los dioses alternos, en los recuerdos de unos días mejores en los que solía desaparecer de tanto alcohol en la venas, en el que desechaba mi cuerpo, para darle paso en la memoria a un infinito trastabillar de ansias, en el silencio de una habitación, en la que se marcan con códigos ancienales, la heridas del día en que ella partió...

Y como ella, usted, y como todo lo que pasa a través de la ventana… impresiones en píxeles, que forman toda clase de máscaras de las que se depende para respirar; un momento más, al lado de la incertidumbre, supongo que todo se ha perdido para siempre, pero los dedos no dejan de extrañar los momentos en que me formaba de letras, momentos en que con las luces apagadas, se apagaba también esa extraña conjunción de mentes aceleradas con las que nos tropezábamos en silencio, de las cuales se quería asimilar el tedio de su mirada inocua, en el cual, los días pasaban como servilletas en las que se limpian los restos de la comida

- muchas gracias señor... excelente elección de elementos para saciar el retorcijón del estomago hambriento... –

Desecho, con el acontecer simple de unas horas más de un día común... sin parar el funcionamiento complejo de este mecanismo...

Los restos de la servilleta... la demencia de lo que no se puede tragar... siempre sobra algo, lo sabe bien, siempre hay días oscuros, otros que, con su amaño placentero, recuerdan viejos libros que se asoman en el cuarto... una planta prestada, en la mesa prestada, con nombre de mujer... debe cargar con el peso de haber creado una de la guerras más grandes de las que se tenga conocimiento en la historia de la ficciones y por eso, muere con paciencia al lado de la ventana...

Imaginé en algún momento que la historia podría escribirse de un modo innecesario, en el que los días no fueran más que noticias en las que nadie se fuera a fijar…

Headline # 1 feed yourself

Comprando comida con la cual sobrevivir por unas semanas más…

Headline # 2 dress up 4 the money

dando tumbos por las esquinas, dando los mismos pasos todos los días con un disfraz poco usual pude haberlo pasado por alto...

Headline # 3 losing memories

debe estar usando algunos de los millones de capítulos en los que se ha dividido sin remedio, supongo que pude haberme topado con usted la semana pasada, y probablemente no haya reconocido sus ojos sombríos, ¿por qué?, probablemente ya no hagan parte de los esquemas de su nuevo libro, lleno de inconsistencias para este autor… personaje imitado por él mismo; personaje, que roba las letras de los mismos libros en los que se adormece, para crear otras circunstancias en las cuales desaparecer su estado anterior...


- mesero... mesero... deje aquí las servilletas, un poco de tinta, la pluma del ganso que mató ayer...

Para que me reserve el sitio puedo pedir… uhm, una sangría ¿tal vez? y unos cuantos esperpentos, por favor. Que se acomoden alrededor de la mesa, a contar historias de cocina, a ver, a ver, pongales unas sillas. autor de autores en al mesa de centro, comestibles viandas hechas de mil desechos, mientras que yo... seguiré encubierto con mis sesos, se que algo saldrá de aquí, un nuevo nombre, una nueva dirección, un nuevo teléfono, no tendré que pagarles, ¿no es verdad? simplemente actuaran de relleno... mi sangría y yo, beberemos este entierro y este descubrimiento de tiernas hojas, hojas de papel, fritas, deliciosas hojas atadas a mi barba de tres días... otro nombre... otra dirección... otro teléfono, mesero, debe traerme la cuenta, el dinero, siempre es problema, présteme por favor su servilleta, ahumada, de tanto que se ha encarnado en esta mesa... es agradable, ¿no le parece?... parece que nadie se ha sentado en ella en meses... ¿será por el penetrante olor a humedad? ¿será por el muerto que se atasco en el sillón hace meses?... o de repente por el vaivén malabarístico de la silla con su pata coja... esbelta, tan sensual, como el desasosiego... es probable que me preste su faz... con asombro soy mirado... el mesero se empieza a inquietar... pocas veces, de la muchas que ha escuchado los desvaríos de quienes llegan a este sitio... entre pedido y pedido, sin mirar a la cara a nadie, con las siete bandejas de un brebaje desconocido en el antebrazo de la mano izquierda, las hojas de los pedidos en los dedos índice y anular de la mano derecha, un lapicero apenas visible en medio de la particular marejada de pelo en su cabeza, no podía creer simplemente que estuviera ahí, entre malabarista y relacionista, atendiendo las inquirencias de un demente que quería tomar su faz, por unos instantes, más que ordenar, más que demudar en opciones, y opciones que ya recitaba de memoria, simplemente... quería el lugar del levantamiento del cadáver de la semana anterior, en el que se sentaban las putas a finiquitar sus citas demenciales... el lugar en que la tubería de la vieja hacienda había muerto... el lugar menos propicio para un muerto como el...
El vino...
Señor, el vino... la pluma de ganso... su faz... el disfraz perfecto para un nuevo comienzo, la silla coja de pata esbelta... no quisiera ver el televisor... podría dormirme antes de empezar con este momento, debo empezar, un nuevo nombre, una nueva dirección, un nuevo teléfono... podría acerca su cara aquí... eso es... la impresión quedó perfecta... gracias... podría llamarlos les voy a dar su parte del diálogo...

Haré un inventario de días muertos... días como los de hoy en los que el día se acaba antes de empezar, en que las nubes tapan todo, oscuridad y demencia, para cambiar el capítulo.

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