lunes, 12 de mayo de 2008

Es una noche de invierno tácito en la ciudad de Bogotá

En algún lugar ando perdida, en las medias de unos zapatos bajo la cama, en el recuerdo atragantado de algún mercenario con conciencia, recuerdo algunos día en que cíclicamente me dejaba caer en una esquina a tomar café, fumando; siempre con unos audífonos en mis oídos aislando el mundo;¿para qué estar en el?

Recuerdo muy bien, tal vez, un rostro que se configuró de mis sueños, de mis impertinentes y constantes intromisiones en el mundo onírico, recuerdo los demonios etílicos y los complementos de media noche donde en un cajón se guarda el mundo entero del personaje que por omisión desaparece casi siempre por que en realidad no ha existido; encuentro que siempre me pierdo; en mundanas bacanales, vino como sangre regándose por mi boca hastiada de las distancias y las mínimas acciones de vida... Hilillos finos de cemento y de malas temporadas en el infierno; poetas malditos que me incluyen en su momentos de autismo y mutismo terrenal.


Quisiera seguir siempre con mis audífonos en los oídos, dejándome seducir por las palabras de aquellos que no saben que significa aquel rincón pero uno quiere creer que si; que están ahí... abrazando esos pocos silencios que son apagados por unos cuantos decibeles más...

El delicioso olor del café en la madrugada; en el invierno y la llovizna de la ciudad que ataca el desmejorado cuerpo que lame los despojos del cemento. Unos cuantos barrenderos a las 4:30 de la mañana mirando el polvo y huyendo de la tragedias de las putas que se despintan el cuerpo quitando la máscara pero no las huellas, no el olor de la noche o el dolor de las entrañas que sujetan para no sentir que desaparecen de hambre y de frío y no hay un sólo "peso"; no hay monedas ya con las cuales comprar el último cigarrillo, el último trago de la faena y olvidar allí el día, la noche, la existencia.

Es una noche de invierno tácito en la ciudad de Bogotá
probablemente haya una estación geográfica y unas coordenadas precisas...
¿Hacía dónde va?

Simplemente se camina hacia una dirección en la que no se está muy seguro de actuar...
El libreto siempre es improvisado, lo sé, los años me han dado un buen manjar de solicitudes al respecto, y que, vuelvo al teclado y vuelvo a la misma pantalla de otro color y otra textura y otro sabor amargo en la boca para darme cuenta,
cobardemente;
HE MUERTO.

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