viernes, 9 de mayo de 2008

El mar

Realmente no encuentro...
Como los fantasmas se rehúyen y se encuentran...
Siento después de años de inmolaciones inocuas;
que no hay un sonido de fondo, ni oráculos, ni parnaso;
simplemente estas ganas de deshacerme de mi piel
trate de responder; ¿hacía donde van la olas cuando rompen contra la tierra?
Cuando el mar las aguarda y no vuelven más;
cuando el sonido no se reproduce en el silencio;
cuando se ahorca y se retuerce el miedo.
Desaparecer y temer;
simplemente son archivos corruptos...
Y las gotas,
una a una...
se filtran de los ojos a la orilla;
¿puede reconocer que parte del mar guarda el sabor de mis ojos?

3 comentarios:

  1. "El mar nos hace cambiar de piel, cambiar nuestros tonos y volvernos libres en su inmensidad tan misteriosa y aveces amenazadora... nos llama y nos rechaza, nos golpea y nos hace soñar viendo sus matices"
    Cuando vives junto al mar todo es viento y humedad, sientes su presencia junto a tu alma, jamás se despega de ti esa sensación, se vuelve parte de tu vida y de tu realidad...


    Saludos Eka, que bueno que volviste a tu pecera , me gustó mucho el cuento de la noche en Bogotá, aveces se quiere huir del mundo, te entiendo, especialmente ahora, escapar en las canciones que otros compusieron, morir momentaneamente tal vez...

    ResponderBorrar
  2. Pececit@ si se a lo que te refieres, no en cuanto al mar, al que sólo imagino como proveedor de nuestras lágrimas, componente de un pasado en el que todos fuimos parte de él, sino propiamente a esa noche, que fueron muchas, en las que moviéndome en un gran monstruo rojo, pensé en los muchos momentos en que he acallado la realidad con unos decibeles más.

    Gracias, por tus comentarios, parte de mi pecera eres cuando quieras cambiar de mar.

    ResponderBorrar
  3. el mar, sea tangible o escurridizo, fruto de nuestros males y de la angustia, siempre se presenta ante nosotros de la misma forma...

    ese es el mal del mundo, entender lo que otros no, y ver lo que otros no, mientras se te ensordecen los oidos frente a agentes externos dignos de tragar, escupir y aspirar...


    Tendría un millón de argumentos, miles de interpretaciones para el mar, pero procura que el no te vaya a TRAGAR!

    ResponderBorrar