La madrugada cerró con un intenso olor a tabaco, la piel descubierta en cierta parte no indicada y le autismo de un pensamiento que nunca regresó.
La ventana abierta e inquirente la niña de la casa miraba con su lengua afuera el fantasma sediento aun de aquel momento que pasó y del cual no recuerda nada.
El frío lamió un poco ese cerebro frito de charlas incoherente y de deseos que se dejan colgados en la silla del computador aun cuando las palabras del rito se desconocen, aun cuando las acciones quedan en potencia, la lengua que no despertaba y la sombra mimetizándose con el resto de silencios que mataban su saber; las manos que no estaban pudieron romper el hechizo, el faraón dejaba su presa guardada quizás para cuando la ocasión lo ameritara siglos después.
El sortilegio roto, los ojos aun con esa delgada tela del olvido, del segundo plato en la mesa que nadie prueba; sobras colores nauseabundos, sabores ausentes aun para el paladar de quien ha degustado unas cuantas cucharadas... la boca seca.... el sortilegio roto.... la caja con las sobras del elixir y el veneno escociendo las venas de quién siempre cae, aun más, un escalón más, un universo más, una palabra que da y que quita, que crea un mundo en 7 días y que destruye el universo en 2 o tal vez uno y medio.
Un sujeto, apresurado parte a sus dominios. No conoce bien el lenguaje de los que rondan en telas ajustadas de color ocre, no conoce propiamente el modo en que caminan los espectros, puede obviar sus sonidos y sus gestos no hay un indicio de existencia aun en aquellas luces que visten la madrugada y el encierro.
Un objeto, cree que respira. Se pone su camisa oscura, y piensa tener su chaqueta a la mano cuando intenta escapar, desde luego enciende un cigarrillo para enfrentar el día que empieza pero que nunca terminó.
Pudo haber sido su mente. Un juego sucio en que los parlamentos suelen ser tan densos que no se recuerda, que se tiene una película mal revelada, en la que el sonido fue borrado por la falta de precaución al revisar la fecha de vencimiento de los químicos que procesaron el film... los cuadros que en continuo movimiento se detienen, muestran unos machones inestables y de tortuosa inexactitud. En el fondo algo de sonido (línea negra en el pie del film) tratado con unos filtros de premiere 5.0 - hábleme a mí. Míreme a mí. bdjfdlkme a meeeeeee... -
Sortilegio roto, la rejas infranqueables las palabras llenas del veneno que terminó de cocer las venas... unos bombeos lentos ya, por influjo de los años que en vano siguen sin dar sosiego a el libro sin letras... unos fragmentos de distancia, de esa distancia que sigue sin ser descubierta. hoy soy una concubina en el desierto de mi lengua, mañana no hay rastros, no hubo papiros, no habían quizás conjuros que llevaran el envase hasta el portal que por instantes piensa haber sido franqueado.
Pudo ser la sombra, del objeto que subjetivizó. Se hizo pedazo de un recuerdo que parece haber sido tratado con un cliché mediático.
Esa noche, como en general siempre pasa, no Existió.
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