En una caja encontré el pasado, lo cambié a una caja más grande para ver si se perdía. De un lugar que no existe paso las horas encontrando retazos, y ecos, clicks, sordos que parecen que hallan el modo de imitar algo que parece humano.
Un lugar prestado en el que parece que todo es prestado; presto las horas del día, que restan horas prestadas de la historia, que se representa alternamente en otro espacio.
El blanco de todo, de la hoja, del espacio, del lienzo, de la pantalla, son violentados por los trazos, el rasgueo de la tinta y las letras, el click sordo del presionar de las teclas, de los inquilinos que asesinan el silencio....
miércoles, 29 de diciembre de 2010
lunes, 27 de diciembre de 2010
La tinta de un calamar en rodajas...
Olvidada me ha dejado en el tiempo de mi oscuridad, en el que las horas no delatan el estrépito del ruido constante cuando la programación de la tv ya no llega a su fin, estoy sentada pensando en un bien común, ideal, que se me hace lejano, en el momento en que sólo quiero un poco de calma, unos brazos que sobrepasen mi curvatura y me envuelvan para siempre. Aquí estoy sentada, en el borde, muy delgado del recuerdo, mientras se diluye la tinta del cerebro, la tinta que parece desdibujarse en la pantalla, la tinta de un calamar en rodajas...
Suscribirse a:
Entradas (Atom)