miércoles, 28 de enero de 2009

Y que importa si no es ninguno...

Escucho algo de Bunbury, en algún momento en que me encuentro perdida sin sentir nada más que el reflejo de la pantalla y alguno que otro movimiento que suele describir el cuerpo a su antojo...
Muchas veces pensé que mi historia tenía los matices de la voz de Bunbury, y entre más me enredo pienso que en todo simplemente hay una voz... la mía...

Quise recordar momentos del pasado, quizá pensar que no había ya más que pudiera ser de importancia en este espacio en el que se suele morir por ratos, simplemente tos, es equivalente a un fallecer... dejarse llevar.

Simplemente hablo frente al espejo, teniendo la certeza del momento en que se añden mis pedazos, cocidos, recortados de otros recuerdos, viendo como se muelen los días, mas allá de ciertos ojos que por intervalos suelen interesarse en el trasegar de los personajes más insignificantes... digo en pleno uso de mis facultades,me pierdo...

me remito:
cuando he perdido el rumbo y no tengo más que hacer que asirme a lo que el tablero pueda brindar...
Aunque todos los bordes hayan sido limados.
Aunque las distancias hayan sido construidas de materiales que no pueden ser borrados; yo simplemente me arriesgo, pues es posible que ya no haya nada más que perder...

¿Qué hacen estos fantasmas sentados a mi puerta?
¿Qué hacen estos días llenos de climas bajo cero en mis pulmones?
¿Qué hacen todas estas letras regadas en el andén sin que yo sepa que hacer con ellas?

Dígame usted:

¿Qué hago gastando neuronas?

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