lunes, 24 de marzo de 2008

Así no sepa hacia donde ir, ni porque lo hace

Es difícil enfrentar este espacio, en el que no se sabe muy bien hacia donde dirigir la mirada... Recuerdo un tiempo lejano ya, en el que los días eran más fáciles de digerir bajo el influjo de un veneno extraño que vendían en la licorera de la esquina y en el que trastabillando por las escaleras de madera podíamos aún alcanzar la puerta para seguirnos dando una muerte lenta...
Ahora por gracia o desgracia los días se borran del prontuario de la memoria... la neblina se hace más espesa... mas espesa y profunda de lo que la nariz puede aguantar y se siente como si se respirara bajo la superficie del agua del mar...
No encuentro la manera de dirigirme hacia usted... los días se han hecho más misteriosos que en las escrituras apócrifas del catolicismo, al cual se le busca una respuesta a lo que sólo se puede aceptar con un salto de fe profundo y absurdo a la vez, aunque no carece de sentido ni de finalidad...
Sola frente a esta pantalla... como siempre... como ahora... empiezo a pensar que los días en Bogotá fueron tan sólo un sueño largo del cual empiezo a despertar por pedazos... en los cuales divagué y creé personajes parecidos a usted que me dieron refugio cuando más necesitaba el espacio alterno de una vida en proceso... mucha televisión... presa del zapping audiovisual y musical, parecido al pasado que no se quiere dejar escapar... sólo fragmentos de olores y sabores y sensaciones carnales desconocidas para un autor que se esconde entre las líneas...
Prometí no desaparecer... tal vez mi terquedad no me lleve a ningún lugar conocido... pero ya no quiero estar en este mundo que carcome mi estomago con cada infierno... más potente que el anterior... infiernos hechos de palabras y actos que nunca he llevado a acabo, la prostitución por el dinero que no tengo, y las manos hediendo la podredumbre de esa particular herrumbre que queda en la boca cuando se sabe que se ha vendido el alma... al mejor postor... a algún demente de oratoria vacua que paga por la diversión del bufón de turno, y la lágrima en el rostro no es ya dibujada con crema barata, es simplemente una reacción corporal desconocida ya cuando lo sagrado se pierde... cuando la mística creación no alcanza para comprar una libra de arroz en el mercado para saciar las funciones fisiológicas de un cuerpo que se pudre día con día...
No puedo vaticinar eventos fuera de mi alcance... estoy en la cárcel, en el destierro y en un anonimato que me sienta mejor que la ropa que llevo puesta... al final desaparecer aun viendo el reflejo del interrogante absurdo que se delinea en mi rostro cuando todo lo que veo es una bonita mentira frente al espejo destemplado y lleno de una luz absurda que ya no puedo aguantar...
que es lo que hay aquí... el desconcierto y el no sentirse de ningún lugar no sólo lo da la translación perpetua de posibilidades y de lugares geográficos... lo que más corrompe es este estatismo en el que se cae, cuando las manos se congelan frente a las inquirencias básicas, pragmáticas y fundamentales de algún habitante de este mundo que sólo busca que la hormiga obrera ande sin para, así no sepa hacía donde ir ni por qué lo hace...
Que es inminente... la falacia ha terminado... el teatro ha quedado vacío... ya nadie asiste al espectáculo... que puede hacer el bufón cuando ya nadie se ríe de sus despropósitos...
Suerte...
La usurpadora de identidades...

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