martes, 25 de marzo de 2008

Ceder... Descansar... No correr más... II

Las barbas arrastran y las canas aparecen y al mirar hacía atrás sería mejor no hacerlo y tratar de ignorar el enmudecimiento de nuestras cuerdas vocales, y tratar de sacarles algún sonido sordo indescriptible... para no sentir como el piso empieza a desplomarse lentamente y ya no hay como salir del precipicio... hay alguna manera acaso?

Recuerdo un tiempo en que estaba hecha de canciones adversas... aun me deleita el roce del destierro... aun supongo estar viva, tan sólo lo puedo suponer... me he atragantado con tantos sueños que necesito el ábaco no para contar los intentos fallidos, si no para avivar un poco más el fuego... me congelo... los músculos conservan aquella materia rígida de la desazón y los estudios de los demiurgos nunca se inflingirán en el exilio...

Recuerdo días hechos de desvaríos como estos pero sin el eco, recuerdo días hechos de noches enteras... repitiendo una y otra vez en loop nuestra cobardía, temores entre dientes que se enlazaban en una copa y se resguardaban con las cobijas de su cama... supongo que lo hice alguna vez, muchas veces, matando pensamientos y sentimientos con el aséptico alcohol, que mata todo lo que sobra... hasta unas cuantas neuronas que pueden inmiscuirnos en el maravilloso olvido.

No entiendo que hago aquí, a esta hora... sin cigarrillos, tratando de distraer mi adicción... con las manos temblorosas por la acción de un teclado inservible, con la plena seguridad que estas son las tonadas que se escriben en la ausencia del aire... alguien podría oírlas si supusiera que no hay un medio ideal, para que los deseos se realicen.

Demonios!!! y más demonios... succionan mi cabeza para sumergirme en el deleitable letargo... en el letargo de un destino que ya no existe... tratando de borrar los recuerdos y su memoria con succiones indelebles de alcohol inyectado por dosis mínimas y recurrentes en la herida abierta... llena de rumores y rutinas... rumores de una cordura recuperada y unos días que pasan en vano... no ha tal demonio... no tal vaho... no hay rumor de alcohol tapizando mis venas de demonios enfermos... sólo el bombeo del corazón... que por una vez... tan sólo por una vez debería ceder... descansar... no correr más.

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