viernes, 28 de marzo de 2008

Reorganizándo la geografía en la protuberancias del techo

Simplemente es extraño sentir de este modo mis extremidades... pedazos inclementes de podredumbre que cuelgan sin saber que más se puede hacer con ella...
Es más extraño aun encontrarme de este modo, ajándome las venas con su nombre en mi lengua que ha quedado dormida para siempre...
Miles de esferas se acumulan una a una en mi garganta impidiendo que la corriente en que se deben dirigir los momentos que ya no encuentro en el viejo cajón... se materialicen por completo...
Se ve el tedio... el miedo recorriendo el espacio que no ha colonizado ningún extraño incauto encantador abismo de cien mil metros en el que se cae deseándolo mucho en el que se cae pero no se para de caer el momento se detiene... unos segundos antes de la retirada... el cuerpo sumido en su cavilación 5 letras; nada más la casilla correspondiente al abecedario 4x4; su espacio y la inclemencia de una sarta de días que han de comerse mi cabeza esperando que se regenere y empezar de nuevo el banquete...
No es suficiente pasarme por otra... cuando el velo que me recubre es el mismo y los interrogantes siguen siendo escritos con el mismo gesto... un capítulo que se re-distribuye volviendo a organizar la máscara dramática en una posición menos sinuosa para empezar la siguiente novela... sólo se cambian unos cuantos acentos y unos dientes más afilados tratando de desmembrar la carne... carne que suele ser real; cuando no hay escapatoria...
En las noches me recuesto un poco, tratando de reorganizar la geografía de las protuberancias del techo... varios valles y cadenas montañosas en que seres imaginados infligen a los ojos un sin numero de oprobios que no se pueden nombrar... el cuerpo suele perder su movilidad; siento que quiero abrir los ojos pero sin que pueda librarme del inconsciente estos se cierran... trato de luchar... tal vez si mi cuerpo se mueva logre que todo el resto del sistema se active... estoy encerrada en un sin fin de vericuetos sin sentido y humillantes en el que siempre termino muerta... y veo los pedazos de mis órganos detallados sobre mi.... palpitando como si quisieran hablar de aquellas historias difusas del decamerón...recurrente como 1001 que empiezan por donde terminan igual que mi nombre... estoy ahí y no puedo despertar aunque quisiera... no soy dueña de mis movimientos me han sido vedados; esa noche igual que muchas otras me ha dado miedo cerrar nuevamente mis ojos; no se si una forma incorpórea trate de usurpar mis movimientos y me deje ahí simplemente viendo como pasan y pasan las hojas y en realidad no puedo hacer nada... una lágrima como ese estado sin vuelta traspasará el momento del nuevo protagonista... alguien curioso preguntará que es esa extraña filtración en tu mejilla? inoficiosamente la mano restregará mi dolor hasta hacerlo desaparecer... - fue un mugrecito, responderá ella - no te preocupes... bajemos el telón.
me arde
me quema
dejé la sangre en la arena.
Andrés Calamaro
Un eco del pasado vendrá a su boca... tarareará en lenguas algo que ya no es suyo y que cometió suicidio...
el telón ha desaparecido.

invisible spider

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martes, 25 de marzo de 2008

Ceder... Descansar... No correr más...

Quisiera que fuera con una de tus fotografías
para que no me de miedo estar
abajo
para que no se me olvide como es tu cara
para imaginar que estoy
contigo
y sentirme un poquito vivo.

Caifanes

Matenme porque me muero



Ya no recuerdo la faz que me rodea, ni como era que me comportaba antaño, ciertas distracciones se encuentran al alcance de la mano, para no pensar en lo que debería, en el tono oscuro del recuerdo y en el momento de la epifanía.

Creo que ya no recuerdo las frases, ni los prontuarios de los muchos de capítulos que se escribieron de su sed. ¿Cómo sedar la memoria ante el dolor de lo que falta? ¿Habrá un narcótico lo suficientemente fuerte que me evite el soñar y encontrarlo en las sombras? Como cuando actuábamos aquellas pequeñas obras en que nos salíamos del papel.

Y en cuanto a los momentos de silencio de los que se habían tejido las sabanas de aquel destierro... los únicos invitados eran un par de fantasmas que nunca nos dejaron perder por completo... el cansancio pegado a la espalda... la misma notas en el piano... y unas partituras que se han deslehido por el vaho de su sangre... la mía... la de los demás... fichas envueltas en paquetes de papas, que alguien le regaló ofreciéndole el mundo en un pequeño giro... lo observó alguna vez y pensó que era real... materializó aquella voz llena de esperanza en medio de un azul mucho más profundo que cualquiera en el que usted pudiera divagar...

Las manos indefensas, llenas de materiales extraños a los ojos de los que no se acostumbran a digerir unos cuantos sueños, y a aquellos que piensan que nada se logra de simplemente mirar; mirar hacía un lugar que ya nadie nota, que se vuelve poco pragmático para el lenguaje lleno de justificaciones en el que se envuelve la sociedad vestida de esa aparente seguridad que le da estar atado a un propósito que ni siquiera llegamos a entender, aún después de muchos años de estar inmiscuidos en sus telones...

Ceder... Descansar... No correr más... II

Las barbas arrastran y las canas aparecen y al mirar hacía atrás sería mejor no hacerlo y tratar de ignorar el enmudecimiento de nuestras cuerdas vocales, y tratar de sacarles algún sonido sordo indescriptible... para no sentir como el piso empieza a desplomarse lentamente y ya no hay como salir del precipicio... hay alguna manera acaso?

Recuerdo un tiempo en que estaba hecha de canciones adversas... aun me deleita el roce del destierro... aun supongo estar viva, tan sólo lo puedo suponer... me he atragantado con tantos sueños que necesito el ábaco no para contar los intentos fallidos, si no para avivar un poco más el fuego... me congelo... los músculos conservan aquella materia rígida de la desazón y los estudios de los demiurgos nunca se inflingirán en el exilio...

Recuerdo días hechos de desvaríos como estos pero sin el eco, recuerdo días hechos de noches enteras... repitiendo una y otra vez en loop nuestra cobardía, temores entre dientes que se enlazaban en una copa y se resguardaban con las cobijas de su cama... supongo que lo hice alguna vez, muchas veces, matando pensamientos y sentimientos con el aséptico alcohol, que mata todo lo que sobra... hasta unas cuantas neuronas que pueden inmiscuirnos en el maravilloso olvido.

No entiendo que hago aquí, a esta hora... sin cigarrillos, tratando de distraer mi adicción... con las manos temblorosas por la acción de un teclado inservible, con la plena seguridad que estas son las tonadas que se escriben en la ausencia del aire... alguien podría oírlas si supusiera que no hay un medio ideal, para que los deseos se realicen.

Demonios!!! y más demonios... succionan mi cabeza para sumergirme en el deleitable letargo... en el letargo de un destino que ya no existe... tratando de borrar los recuerdos y su memoria con succiones indelebles de alcohol inyectado por dosis mínimas y recurrentes en la herida abierta... llena de rumores y rutinas... rumores de una cordura recuperada y unos días que pasan en vano... no ha tal demonio... no tal vaho... no hay rumor de alcohol tapizando mis venas de demonios enfermos... sólo el bombeo del corazón... que por una vez... tan sólo por una vez debería ceder... descansar... no correr más.

lunes, 24 de marzo de 2008

Así no sepa hacia donde ir, ni porque lo hace

Es difícil enfrentar este espacio, en el que no se sabe muy bien hacia donde dirigir la mirada... Recuerdo un tiempo lejano ya, en el que los días eran más fáciles de digerir bajo el influjo de un veneno extraño que vendían en la licorera de la esquina y en el que trastabillando por las escaleras de madera podíamos aún alcanzar la puerta para seguirnos dando una muerte lenta...
Ahora por gracia o desgracia los días se borran del prontuario de la memoria... la neblina se hace más espesa... mas espesa y profunda de lo que la nariz puede aguantar y se siente como si se respirara bajo la superficie del agua del mar...
No encuentro la manera de dirigirme hacia usted... los días se han hecho más misteriosos que en las escrituras apócrifas del catolicismo, al cual se le busca una respuesta a lo que sólo se puede aceptar con un salto de fe profundo y absurdo a la vez, aunque no carece de sentido ni de finalidad...
Sola frente a esta pantalla... como siempre... como ahora... empiezo a pensar que los días en Bogotá fueron tan sólo un sueño largo del cual empiezo a despertar por pedazos... en los cuales divagué y creé personajes parecidos a usted que me dieron refugio cuando más necesitaba el espacio alterno de una vida en proceso... mucha televisión... presa del zapping audiovisual y musical, parecido al pasado que no se quiere dejar escapar... sólo fragmentos de olores y sabores y sensaciones carnales desconocidas para un autor que se esconde entre las líneas...
Prometí no desaparecer... tal vez mi terquedad no me lleve a ningún lugar conocido... pero ya no quiero estar en este mundo que carcome mi estomago con cada infierno... más potente que el anterior... infiernos hechos de palabras y actos que nunca he llevado a acabo, la prostitución por el dinero que no tengo, y las manos hediendo la podredumbre de esa particular herrumbre que queda en la boca cuando se sabe que se ha vendido el alma... al mejor postor... a algún demente de oratoria vacua que paga por la diversión del bufón de turno, y la lágrima en el rostro no es ya dibujada con crema barata, es simplemente una reacción corporal desconocida ya cuando lo sagrado se pierde... cuando la mística creación no alcanza para comprar una libra de arroz en el mercado para saciar las funciones fisiológicas de un cuerpo que se pudre día con día...
No puedo vaticinar eventos fuera de mi alcance... estoy en la cárcel, en el destierro y en un anonimato que me sienta mejor que la ropa que llevo puesta... al final desaparecer aun viendo el reflejo del interrogante absurdo que se delinea en mi rostro cuando todo lo que veo es una bonita mentira frente al espejo destemplado y lleno de una luz absurda que ya no puedo aguantar...
que es lo que hay aquí... el desconcierto y el no sentirse de ningún lugar no sólo lo da la translación perpetua de posibilidades y de lugares geográficos... lo que más corrompe es este estatismo en el que se cae, cuando las manos se congelan frente a las inquirencias básicas, pragmáticas y fundamentales de algún habitante de este mundo que sólo busca que la hormiga obrera ande sin para, así no sepa hacía donde ir ni por qué lo hace...
Que es inminente... la falacia ha terminado... el teatro ha quedado vacío... ya nadie asiste al espectáculo... que puede hacer el bufón cuando ya nadie se ríe de sus despropósitos...
Suerte...
La usurpadora de identidades...

martes, 11 de marzo de 2008

Señor Anonimo Hombre de su pasado

Al señor anónimo, hombre de su pasado.
este es simplemente un tinte de amargura, supongo que quizás haya cometido muchos errores en el pasado, seguramente seguiré cometiendo muchos más en un futuro, lamento que mi pasado no sea limpio y supongo que he de ofrecerle excusas; yo no me escondo ya, detrás del anonimato; creo que no lo he hecho, y si es tan terrible lo que le pasó y lo que le causé, siga adelante y no le de importancia, no creo que haya tratado de ayudarme, ¿ayudarme a qué? me pregunto, y pues uno no "trata" de hacer cosas, simplemente las hace o no.

Creo que ya sobrepasé mi época de mártir...
puedo decir que soy feliz, si es que tal cosa existe.
Todas las personas que han hecho parte de mi vida han sido muy importantes y me han enseñado algo, algo que siempre estará cercano a mi corazón, lamentablemente o no, en este mundo no existe cosa tal como el altruismo, ni el filantropismo, ni nada de esas cosas, usted dice que solamente pienso en mi, bueno, ojalá así fuera.

Si escribo de un modo descorazonado, tal vez sea mi estilo, aun conservo parte de lo que fui.
no escribo para crear un velo de oscuridad, es más bien para fomentar un momento de nostalgia.
No prefiero estar con alguien que me haga daño ni hacerlo, quizás por eso fue, hombre de mi pasado que allí es donde usted está.

Que lastima que se esconda tras esa etiqueta
que lastima que no tenga la suficiente entereza para hacer replicas a su nombre.

De todas maneras desde mi más profundo egoísmo, como lo ha denominado usted, señor anónimo, quizás una disculpa no sea mucho, no se porque me estoy disculpando, sin embargo, piense algo, todos tenemos a alguien como usted, que piensa que alguien le jodió la vida, usted no está exento. Disculpe y después de la pequeña aclaración sigo siendo aun más feliz.