sábado, 13 de enero de 2007

Km. 286 Vía a Royabria


Inicios míticos del Royabro


El Royabro se inicia, como una especie de síndrome, un virus del viaje… Cada que el personaje que se suscribe en estos capítulos, encontraba su equipaje, notaba que ciertas cosas se perdían, pero lo que no notó, era que entre los múltiples objetos que se perdían iba perdiéndose a su vez, las líneas de sus acostumbrados parlamentos regionalistas y, entre las líneas del “salve tierra de pioneros y de arrieros y del sol”, como el eco imperceptible de la sintomatología del virus, se filtraban unas líneas que no llegó a conocer hasta que arribo por completo a la otra ciudad:

Yo soy el cucarachero
Y tú la cucaracherita
Yo soy el cucarachero
Y tú la cucaracherita…

Y la anterior tonada se olvidaba por intervalos, qué era, qué era lo que venía en esa estrofa, ¡ah!… Salve casta del abuelo…

Los primeros síntomas del virus se dieron con un cambio de la coloración en las mejillas del suscrito; (El síndrome del hijo de papi…) esto fue aducido en principio, a los cambios alimenticios que se dieron en el personaje, debido a las diferencias que existen entre ambas ciudades, los alimentos no serían una excepción; según la gente de su nueva casa, esa tez rozagante y llena de salud de la que ahora hacía gala tenía lugar por las nuevas propiedades de su dieta alimenticia…

Pero la falacia no pudo ser sostenida por más tiempo…

Prontamente fue informado que padecía “el síndrome del hijo de papi” enfermedad sufrida principalmente por los extranjeros, que debido a la falta de adaptación al nuevo medio al que se ven enfrentados, su sistema circulatorio empieza con una superproducción de glóbulos rojos para que el proceso de oxigenación en su cuerpo se lleve a cabo eficazmente; lo que lleva a que los vasos de su piel queden expuestos más fácilmente al cualquier tipo de ataque climatológico.

Los síntomas de aquella enfermedad poco conocida, debido a los pocos casos que se han reportado ante las autoridades pertinentes, van acompañados de fuertes dolores de cabeza, dificultades para respirar, opresiones nocturnas en el pecho y entumecimiento a intervalos de las extremidades.
Otras de las manifestaciones externas del virus son los cambios en la coloración de las partes del cuerpo que quedan expuestas a la intemperie, que son muy pocos debido al inclemente clima, tornándose a un tono moraduzco, y un latente deterioro en las mismas, notable en forma de resequedad extrema en la piel.

Pero los síntomas no son sólo corporales, cuando el padecimiento llega a su etapa terminal puede llegar a lesionar el sistema nervioso central, causando graves trastornos en el comportamiento del personaje que es afectado por este tipo de dolencia.

El padecimiento pronto se hizo evidente, aunque en muchos de los casos descritos, este fue diagnosticado como poco grave; Aun los lugareños, consideran que este ser no presenta los síntomas latentes de la enfermedad, y se les oye decir con bastante ahínco: - todavía conserva esas estrambóticas muecas que usa al hablar y ese chocante defecto fonético, como si no pudiera despegar la lengua del paladar cuando pronuncia la “s”; también es raro que no sea capaz de bajar la entonación, como lo hacemos todos los demás al terminar de pronunciar una frase, si no que, por el contrario, siempre eleva la entonación, y usa unas absurdas muletillas al hablar, como: “pues”, “listo”, “parce”, “troza”, “asustador”, entre otras que ya son difíciles de recordar.

La asimilación del virus que no se había manifestado de un modo contundente en Cachacatá, debido a que para la mayoría de sus ciudadanos, este padecimiento era inexistente.

Cuando el personaje llega, - porque siempre llega – a su lugar de origen, es puesto al tanto de su padecimiento; para sus coterráneos era bastante particular la coloración que traía en las mejillas y las extrañas actitudes de las que se componía su comportamiento.

La ciudad parecía haberse encogido, las calles se hacían más pequeñas, y esperaba en las esquinas de las intersecciones a que el semáforo cambiara a rojo para poder pasar, logrando una inestabilidad evidente en las personas que lo acompañaban debido a que en Cuyabria hay tan pocos semáforos…

Después de muchos contactos casuales con sus familiares y amigos, estos empezaron a notar con preocupación que el personaje empezaba a cargar con un adminículo poco usado en el lugar y el cual no soltaba ni a sol ni a sombra, es más se rehusaba… En muchas de las ocasiones en que, con cautela, trataron de hacer mención de esta nueva manía, el personaje entraba en un estado de pánico evidente y hacía alusión a las miles de millones de probabilidades en las cuales se le presentaría la urgencia, la necesidad, de llevar este adminículo, que se había convertido sin remedio alguno, en una especie de frazada de Lino, de la que no se quería deshacer, de la que por lo general nunca hacía uso… que no abandonaba: la chaqueta.

En el momento en que el personaje empezó a hablar, esto si que fue una gran sorpresa para todos aquellos que asombrados escuchaban una serie de palabras que no entendían, y el modo en que hablaba, el modo en que hablaba ya era la tapa, tenía un sonsonete de esos molestos de escuchar… Era extraño, la enfermedad del personaje se hacía notoria a medida que interactuaba con los habitantes de Cuyabria… ¿Sería que la enfermedad había llegado a su etapa terminal?


En Cuyabria el personaje fue declarado temporalmente fuera de sus cabales… exposición continuada al frío… no sabían muy bien que era lo que le pasaba…

Mientras el virus termina de incubarse o acaba para siempre, el Royabro se ha vuelto un pasajero que habita en la estrecha franja de Royabria, un lugar de dos vías, en la que los carros pasan alrededor, donde las ciudades van y vienen como etiquetas, donde la sinuosidad de la región lleva a la constante lucha de las ventanas que no cierra o que no abren, mientras desde una silla en movimiento degusta uno de los platos típicos de la región, “Rizadas de mayonesa y Coca–Cola Light”, esperando que entre las tonadas de las múltiples estaciones de radio que existen en la zona, se pueda configurar una melodía de esas que resuman su actual situación...

Yo soy la tierra de pioneros
Y tu la de arrieros y del sol
Salve el cucarachero
Salve la cucaracherita…



¿Cuándo se va?

El padecimiento del Royabro se ha extendido a aquellos que lo rodean…

Cada que el Royabro se encuentra con sus allegados, estos empiezan a mirarlo de un modo extraño, evalúan los cambios; se hacen las chanzas pertinentes a los momentos del viaje, hablan a su vez de las acostumbradas metamorfosis que padece desde que su movilidad se ha incrementado; cuando está en Cuyabria le recuerdan el hecho de su padecimiento de “el síndrome del hijo de papi”; cuando se encuentra en Cachacatá aluden el hecho de su disfunción fonológica, ese problema al pronunciar la “s” y su manía de elevar el tono de su voz, acrecentada con la temporada que estuvo ausente… las cosas o las vainas quedan por un tiempo así…

Es este preciso instante, el del contacto, el que desencadena el virus.
Uno por uno, van presentando los síntomas de la enfermedad y esta, de un modo paradójico se refleja en el Royabro.

Todo comienza con la firme creencia, por unanimidad, de la aparición de una serie de etiquetas tipo enlatado en algunos lugares del cuerpo del personaje que quedan al descubierto, indicando como éste presenta una fecha de expiración.

Luego con el paso del tiempo, al iniciar conversaciones de tipo formales con el personaje, ya las personas no pueden sostener la conversación sin presentar una especie de disfunción en el habla, quieren modular otras palabras y las muecas que presentan al tratar de decir lo que quieren son del todo graciosas, luchan contra la frase que los aqueja y piensan, con cuidado y con paciencia, lo que viene a continuación, sin embargo con el paso de los días, no encuentran como frenar esta pulsión, es ya inevitable, y a la luz y sin mucho más que un esfuerzo de desahogo aparece en el escenario la frase que los venía aquejando, y con un asomo tal vez de vergüenza o de asombro, preguntan ¿Cuándo es que se va?

Ahora cuando se le ve mirar su reloj, encuentra que las manecillas al parecer han cambiado, contra toda lógica natural de orientación…

Las ve, piensa… se restriega los ojos… van hacía la izquierda, y los números allí inscritos parecen disminuir, se siente un poco desaparecer.

Cuando la enfermedad se hace más crítica, las personas que lo rodean, no pueden decir ya otra cosa, en cualquier tipo de situación, personal, laboral, sociológica política, etc, lo único que le pueden decir, es ¿cuándo se va? En diferentes entonaciones, y es como si no se dieran cuenta, que en lugar de decir lo que piensan, hacen una serie de composiciones con la pregunta ¿cuándo se va? Que reemplazan en duración y entonación, lo que presumen que están diciendo.

Hay un momento triunfal, en que los relojes, hasta los digitales, van hacia la izquierda, y es como si una turba sedienta de que el tiempo se acabara y la fecha de expiración se cumpliera, empezara a espiar los movimientos del personaje, lo asechan, lo asedian… la misma pregunta… un redoblante va acentuando el tono dramático de la situación, la pregunta se hace más reiterativa y grandilocuente y de repente, como si todo esto se tornara en una especie de conjura… cojo mi maleta y me voy. (Aquí debería ser: coge su maleta y se va. (El personaje coge su maleta y se va.)



Del conocimiento Botánico Ancestral del Royabro


Es de suponer que el Royabro al instalarse principalmente en la zona de Cuyabria, debía como todos aquellos que han vivido allí, tener inscrito en su código genético, y sobretodo por la acción de lo que llaman la tradición oral, tener entre sus múltiples conocimientos, la sapiencia botánica de todas las generaciones de Royabros que componen su árbol genealógico…

Es sabido por todos aquellos que han conocido al Royabro los últimos cinco años que este ha sostenido una exhaustiva investigación en un Bosque ubicado en algún lugar en las instalaciones de la universidad de los Andes; el Royabro tiene a su cargo, muchas especies nativas y foráneas, debido a su conocimiento ancestral en esta área, era el personaje más indicado para conservar y preservar tan preciado bien.

Muchas de las personas que pasan por este lugar asumen, por la gran publicidad que se le ha dado al personaje en su conocimiento botánico, que debe conocer todos los tipos de árboles que se encuentran en esta zona, y la curiosidad de aquellos que lo ven, junto a la ventana en que acostumbra a fumarse su cigarrillo, sentado, observando el entorno, llegan en manadas los lugareños de Cachacatá, ávidos de conocimiento, en promedio unos 6 por día, a hacer esa misma pregunta cíclica y la que le corresponde la misma respuesta… el incidente es olvidado, pues los habitantes de los alrededores siempre que lo ven en esta actitud de profunda meditación vuelven a el con la misma pregunta a la que le corresponde la misma respuesta… es uno de esos acto reflejos con la que el Royabro debe vivir por el hecho de haber nacido en Cuyabria, conocida solamente por el hecho de ser una región en la que se cultivaba café en cantidad…

Es sabido por algunas o muchas de las personas que a diario visitan el “Bosque” que a determinadas horas del día, o por intervalos en todo el día, sale el Royabro a fumarse un cigarrillo… es alguna de sus acciones favoritas o tal vez de esas cíclicas…

Se sienta en un banquito… viendo sin observar a ningún punto en particular…

Algunas vainas pasan por su cabeza…

De repente sin que lo advierta alguien se sienta a su lado, pensando quizás que lleva a cabo uno de sus exhaustivos estudios botánicos en esta parte del país… se oye en los corrillos… ¡que honor!, ¡que honor!, ¡que honor!, -aplausos-, alguien se acerca, con ese tono dubitativo que sólo inspiran los eruditos y lanza la pregunta:

¿Qué árbol es ese?

El silencio circunda los alrededores, shhhhhhhhh shhhhhhhhhh

El Royabro, coge filosóficamente su cigarrillo…
Fuma un poco… espera pacientemente… observa con detenimiento… bota el humo…

Un pequeño paso para el Royabro, un Gran paso para la facultad de Artes Plásticas de la Universidad de los Andes…

En su magnánima sabiduría, calla unos segundos más y dice:

No tengo la más mínima idea…

El acto parece olvidarse rápidamente…

Y cuando el Royabro vuelve y se sitúa en la misma silla, con su cigarrillo, con la misma actitud, el acto es repetido tantas veces como personajes empiecen a ver con detenimiento… ¿Qué observa?, ¿Qué ve?, ¿Qué extraño ser es este?


Inciso 1: Faltaría un diccionario Cuyabro–Rolo, Rolo–Cuyabro, de mucha utilidad cuando el viaje comienza y ves las cosas que necesitas y no puedes obtenerlas, o cuando las personas con las que interactúas se vuelven para vos una especie extralimitada de mimos que empiezan a hacer muecas indeterminadas para que entiendas lo que te están diciendo… lo más atroz siempre fue ir a las tiendas, en las que solía encontrar las mismas cosas que en Cuyabria pero se veían tan lejanas… y la cara de asombro del tendero que mencionaba a su vecino o vecina, siendo yo el, asombrada yo, de nuca haberlo visto en mi vida… o el hecho de que los monitos o las monitas dejaron de ser personas de tez blanca y cabello rubio, si no que era un igualador social, para encontrar un tipo de familiaridad con las personas con las que se entablaba una conversación de tipo de intercambio de bienes y servicios… el diccionario por el momento no se ha podido llevar a cabo debido a la continua alineación del personaje que se suscribe en estas líneas, el contacto con esta ciudad ha llevado a que una especie de amnesia temporal le haya borrado muchas de las palabras de las que solía componerse su diccionario personal, y una serie de hibridaciones han tomado sus memorias, sin embargo su léxico se ha expandido y tiene un tipo indeterminado de sinónimos, casi de a 6 a 10 por cada cosa que debe nombrar…

286 kms.



Desde tiempo atrás, cuatro años y medio exactamente, llevo un recorrido, determinado por 286 kms, supuestamente, pues eso es lo que muestran esos carteles verdes de la carretera; no sé quien habrá medido las distancias, no se si realmente desde que el bus sale del terminal, hasta que llega al terminal, son 286 kms.

Estoy en un estado de constante movimiento, recibo apenas un poco de la superabundancia de imágenes que plagan el camino, las tiendas, los hoteles, las diferentes casas que varían de tamaño y de color a medida que se cambia de ciudad y los variados climas que el trayecto suele componer, el color diferencia las ciudades, el clima las hace características, pero la señalización las hace existir, en la condición de turista del momento.

Las manías del viaje se han vuelto casi como un acto reflejo, circulares, repetitivas, un instante que he vivido en muchísimas ocasiones, “el rito de la petición”:

- 3 paquetes de “Rizadas de Mayonesa” y una Coca - Cola Light por favor.

Luego son invariablemente 8 horas de silencio y una ventana que no cumple su función, separar el adentro y el afuera y poder seguir gozando de la visibilidad…

En los múltiples desplazamientos que llevo a cabo desde hace cinco años, nunca he encontrado una ventana que cumpla con estos requisitos.

Algunas veces las ventanas se atascan y no permiten ser abiertas, esto representa un serio problema a la hora de pasar por Melgar, siento que me voy fundiendo con la silla, el sudor corre, hasta las ventanas sudan, y esa constante opacidad de las cortinas, (es un color de esos imposibles de determinar ¡no que horror ni para que pensar en el color original! Es mejor tratar de evitar ese retroceso hacía la dimensión desconocida del asco), hacen que el calor sea más concentrado, hacen pensar que allí han quedado impregnado el sudor de generaciones de viajeros; es fácil sofocarse y lo peor es que ya no se puede pensar en nada más, sólo el clima ocupa mis pensamientos, despreciables gotas que se resbalan ávidamente por mi cara creándome una comezón indescriptible, la ropa apunto de adherirse por completo a la piel...

En otras situaciones, me encuentro con esas ventanas que no quieren cerrar; con cada movimiento brusco por la sinuosidad de la vía, la ventana se abre abruptamente en medio del inclemente frío de “Silvania” o “La línea”, y cada curva que describe el trayecto es una lucha exhaustiva, yo a cerrar la ventana para no congelarme literalmente del frío y ella a abrirse como si no quisiera que me perdiera del ¡maravillosisimo viento! que congela hasta los huesos en esos lugares.

Esto me ha llevado a considerar un cierto sistema de vestuario a la hora de viajar, este consiste en llenar mi cuerpo de varias capas de ropa, una camisa de tiras, luego una de mangas, seguidas para finalizar con un acolchado buso o chaqueta. Un buen método a la hora del viaje, cuantas capas me quite o conserve a lo largo del viaje, depende del momento en que me enfrento con la ridícula ventana que no abre o que no cierra…

En algunas ocasiones, en las que el viaje se hace especialmente abrumador trato de dormir, al principio todo era cuestión de la soledad, de no querer sentir que partía, de las incontrolables nauseas del sinuoso trayecto; tuve que aprender a aferrarme a las sillas y dormir, no había más opción y, después de tantos años, he aprendido a dormir en movimiento, para que el tiempo no pese tanto sobre la ansiedad o sobre el desasosiego.

He aprendido a calcular distancias en el sueño, me duermo a la salida de Soacha, despierto por la Circunvalar en Ibagué. Terminal de transportes de Ibagué. Hay que comer en “El viajero” o “El viajerito”, restaurantes del terminal, dependiendo de la empresa o del conductor (Hay una serie de acuerdos ahí, indeterminados hasta el momento).

- Vamos a hacer una parada de 20 minutos para Desayunar (Almorzar o Comer), Por favor, el bus debe quedar totalmente vacío, pueden dejar sus pertenecías pues el Bus quedará totalmente cerrado - .
20 minutos, 2 cigarrillos, unos cuantos sorbos de coca cola.

Celular, ...8209893 tirururi. – Alo, -Pausa- si Madre ya llegué a Ibagué, -Pausa otra vez- cuando esté llegando a Calarca la llamo, -Pausa-, bueno si…, -Pausa- yo también la quiero. Touc -.

Otra vez el bus, el mismo asiento, mi maleta, huella del sitio indicado, tomo asiento y me organizo de modo tal que pueda comerme las rizadas de mayonesa y terminarme la coca cola. Salimos del terminal, vuelvo a mi sueño continuado, luego de unas cuantas horas, unas curvas abruptas me despiertan. Estamos en La Línea. Empiezo a ver unas cuantas Palmas de Cera, Algo me invade, estoy cerca…

Luego de una media hora, empezamos a descender; y a lo lejos en un claro apartado, el delineado de un espacio, una extraña composición geométrica, urbana. Calarcá y un poco más arriba, indistintas para un ojo inexperto, Armenia, Ciudad Milagro de Colombia…

De la preparación para el viaje, Coca – Cola Light, por favor…


Es indispensable, cargar con algo encima para el viaje, como suelen decir por ahí, el camino es largo y culebrero…

Primera estación: Terminal de Transportes de Bogotá

O.K. Amigo o en su defecto O.K. Amigo 2, al ver estas simpáticas versiones de una misma película de western, me da la sensación que al entrar, un “cowboy” va a salir a atenderme…

Por el contrario una amplia señora viene en mi auxilio:
- ¿Qué quiere?
- ¡Buenos Días!, - me aterra un poco que se hayan perdido las maneras de cortesía entre las personas que nos atienden y aquellos que nos dejamos atender… ¡Eh!, si, (un poco nerviosas) si me da una Coca cola Light, por… ¡ay!, no, de esas no, de las grandes… Muchísimas gracias.

Procedo a sentarme en alguno de los banquitos simétricamente bien dispuestos y desgastados por tantos “traseros” viajeros que deben acometerlos día a día…

Quedo justo enfrente de las tiendas, O.K. Amigo y O.K. Amigo 2, detrás de mí, el reloj digital, números rojos, 10:30, - la niña de la ventanilla dijo que el Bus llegaba a las 10:45, pero siempre hay que esperar - …

Mientras tanto…
Unos cuantos viajeros más se acercan a las tiendas, se preparan para el viaje…
Por lo general nos miramos de reojo, con desconfianza; nadie suelta su maleta, e incluso hay quienes se sientan en ella para asegurarla mejor…
Después de unos cuantos cigarrillos más allá, una voz en los altoparlantes del terminal, anuncian algo indescifrable…

- mju, ju mjÚ… Señores pasajeros, la terminal de transportes de Bogotá informa: que os shatakelso fjdkoeih skdesrioss grasjds dfsliee… ¡que tengan un feliz viaje!...-

Luego de una de las cabinas de despacho, las que hay que franquear para abordar el bus, proviene la traducción simultánea…

- ¡Ibagué- Armenia!, ¡¡¡¡¡Ibagué – Armenia!!!, ¡¡¡¡¡Ibagué – Armenia!!! de salida. –

Apagó mi cigarrillo, tapo la gaseosa, me paro del asiento, me llevo mi maleta, llevando el pasaje en la mano, como lo dije, 11:00 AM… se inicia el viaje.

Segunda estación: Terminal de transportes de Ibagué

El viajero, El viajerito.

Señores pasajeros, hemos llegado a la ciudad de Ibagué, les pedimos por favor desalojar el bus, pues este quedará totalmente cerrado. Vamos a hacer una parada de 20 minutos para almorzar, ¡muchas gracias!

Si, efectivamente era Ibagué, esta muletilla o frase de cajón, tiene siempre diferentes caras y voces… esta es la que me determina, que he llegado a la “ciudad musical de Colombia”; no conozco su aspecto ni su delimitación geográfica, pero si cambiara alguna vez de ruta y me dijeran las mismas palabras en algún otro sitio, juraría que he llegado a Ibagué.

Todo depende del conductor, algunas veces nos bajamos en “El viajero”. Nunca he ido a la zona de comidas, tiene una muy mala reputación y la verdad es que al principio acogí esta regla porque no quería perder de vista mi bus, miraba insistentemente el número que lo identificaba, lo repasaba una y otra vez, tan sólo y aun ahora, me da miedo que me deje…

- Buenas Tardes, me da tres paquetes de Rizadas de Mayonesa (las rizadas son un viejo recuerdo de colegio, solíamos siempre bajar a descanso y comprar paqueticos, paqueticos como las rizadas… un viejo recuerdo que en el viaje me hace sentir como en casa.), y una Coca – Cola Light, por favor…

“El viajerito”, como su nombre lo indica, no es más que un viejo “cuartico” acondicionado para los menesteres de la venta, y si puedo inventar una historia, porque no, fue fundado por un grupo de insurrectos, que solían trabajar en “El viajero” y que por alguna de las disputas que suelen suceder, cuando hay dinero de por medio, montaron su propio establecimiento…

De todas maneras no tiene mucho que ofrecer, y la sección de los paqueticos es tan reducida, que en algunas ocasiones, no queda más remedio que:

- Buenas Tardes, una Coca – Cola Light, por favor…

En cualquiera de los dos casos, siempre quedo en frente del Bus, esperando… volteo hacia donde el conductor está, miro sus movimientos de reojo, sus chanzas, el flirteo con alguna de las meseras.

- ¿Por qué se demora tanto?... mana una bocanada de humo, uuufsshhh… inhalo, otra bocanada más, empiezo a mover repetitivamente mi pie derecho, hacia arriba, hacia abajo, hacia arriba, hacia abajo,
Hacia arriba, hacia abajo,
Hacia arriba, hacia abajo,
Hacia arriba, hacia abajo,
Hacia arriba, hacia abajo… Hacia arriba, hacia abajo (repetir cuantas veces sea necesario, hasta que haya un movimiento, algo que me indique, que el conductor difiere de la acción de comer).
De repente el suceso llega, un par de segundos después… disimulo un poco mi ansiedad, uuufsshhh… inhalo… bajo un poco la mirada para poder ver sus pies, hacia donde se dirige… mana una bocanada de humo… ¡ahí están!, ¡ahí están!, casi con júbilo, sus pies y el mismo saltico, para abandonar la ultima escalera, el conductor se dirige hacia el bus, y yo, 1… 2… 3… 4… 5… (Respiración profunda) me llevo mis paqueticos, mi Coca – Cola Light y voy tras el.

Tercera estación: Terminal de transportes de Armenia.

No hay sonido alguno, luego, sólo ¡¡¡Armenia!!!

El conductor se baja…

Luego me bajo…

El sticker de mi maleta en la mano, lo presento al conductor, espero que me la den…

- Muchas, Gracias, digo…-

Me llevo mi maleta y en alguno de los basureros que encuentro antes de salir del terminal, boto la botella de Coca – Cola, ya vacía…

Qué tiempo

Cuando tan sólo piensas que ya no hay tiempo
En ese momento es que los días quieren ser
Extendidos, al grado de querer embalsamarlos
Conservarlos, tener la vocación del alquimista
Estar detrás
Siempre aunque solo sea para desenredar
Las horas que mueren bajo tus zapatos...

Ya no hay tiempo
Ya se acabo el sucesivo hálito de vida
Ya solo se puede ser un fantasma que
Recorre en silencio la luz de un mundo
Que le fue adverso
Para saborearlo todo sin hacerlo.

Personaje en creación

No encuentro el lugar... en medio de todo lo que conocí en algún momento, en todo lo que he caminado, llevando a cabo funciones burocráticas y alejándome de lo que me importa, siento que estoy perdida en medio de la gran ciudad que ha terminado por tragarme entera...

No han pasado tres meses con unos días, con unas horas, todo milimétricamente establecido en el confín del destierro, con demasiadas horas para pensar en el destino que se ha perdido en los hilos de los dioses alternos, en los recuerdos de unos días mejores en los que solía desaparecer de tanto alcohol en la venas, en el que desechaba mi cuerpo, para darle paso en la memoria a un infinito trastabillar de ansias, en el silencio de una habitación, en la que se marcan con códigos ancienales, la heridas del día en que ella partió...

Y como ella, usted, y como todo lo que pasa a través de la ventana… impresiones en píxeles, que forman toda clase de máscaras de las que se depende para respirar; un momento más, al lado de la incertidumbre, supongo que todo se ha perdido para siempre, pero los dedos no dejan de extrañar los momentos en que me formaba de letras, momentos en que con las luces apagadas, se apagaba también esa extraña conjunción de mentes aceleradas con las que nos tropezábamos en silencio, de las cuales se quería asimilar el tedio de su mirada inocua, en el cual, los días pasaban como servilletas en las que se limpian los restos de la comida

- muchas gracias señor... excelente elección de elementos para saciar el retorcijón del estomago hambriento... –

Desecho, con el acontecer simple de unas horas más de un día común... sin parar el funcionamiento complejo de este mecanismo...

Los restos de la servilleta... la demencia de lo que no se puede tragar... siempre sobra algo, lo sabe bien, siempre hay días oscuros, otros que, con su amaño placentero, recuerdan viejos libros que se asoman en el cuarto... una planta prestada, en la mesa prestada, con nombre de mujer... debe cargar con el peso de haber creado una de la guerras más grandes de las que se tenga conocimiento en la historia de la ficciones y por eso, muere con paciencia al lado de la ventana...

Imaginé en algún momento que la historia podría escribirse de un modo innecesario, en el que los días no fueran más que noticias en las que nadie se fuera a fijar…

Headline # 1 feed yourself

Comprando comida con la cual sobrevivir por unas semanas más…

Headline # 2 dress up 4 the money

dando tumbos por las esquinas, dando los mismos pasos todos los días con un disfraz poco usual pude haberlo pasado por alto...

Headline # 3 losing memories

debe estar usando algunos de los millones de capítulos en los que se ha dividido sin remedio, supongo que pude haberme topado con usted la semana pasada, y probablemente no haya reconocido sus ojos sombríos, ¿por qué?, probablemente ya no hagan parte de los esquemas de su nuevo libro, lleno de inconsistencias para este autor… personaje imitado por él mismo; personaje, que roba las letras de los mismos libros en los que se adormece, para crear otras circunstancias en las cuales desaparecer su estado anterior...


- mesero... mesero... deje aquí las servilletas, un poco de tinta, la pluma del ganso que mató ayer...

Para que me reserve el sitio puedo pedir… uhm, una sangría ¿tal vez? y unos cuantos esperpentos, por favor. Que se acomoden alrededor de la mesa, a contar historias de cocina, a ver, a ver, pongales unas sillas. autor de autores en al mesa de centro, comestibles viandas hechas de mil desechos, mientras que yo... seguiré encubierto con mis sesos, se que algo saldrá de aquí, un nuevo nombre, una nueva dirección, un nuevo teléfono, no tendré que pagarles, ¿no es verdad? simplemente actuaran de relleno... mi sangría y yo, beberemos este entierro y este descubrimiento de tiernas hojas, hojas de papel, fritas, deliciosas hojas atadas a mi barba de tres días... otro nombre... otra dirección... otro teléfono, mesero, debe traerme la cuenta, el dinero, siempre es problema, présteme por favor su servilleta, ahumada, de tanto que se ha encarnado en esta mesa... es agradable, ¿no le parece?... parece que nadie se ha sentado en ella en meses... ¿será por el penetrante olor a humedad? ¿será por el muerto que se atasco en el sillón hace meses?... o de repente por el vaivén malabarístico de la silla con su pata coja... esbelta, tan sensual, como el desasosiego... es probable que me preste su faz... con asombro soy mirado... el mesero se empieza a inquietar... pocas veces, de la muchas que ha escuchado los desvaríos de quienes llegan a este sitio... entre pedido y pedido, sin mirar a la cara a nadie, con las siete bandejas de un brebaje desconocido en el antebrazo de la mano izquierda, las hojas de los pedidos en los dedos índice y anular de la mano derecha, un lapicero apenas visible en medio de la particular marejada de pelo en su cabeza, no podía creer simplemente que estuviera ahí, entre malabarista y relacionista, atendiendo las inquirencias de un demente que quería tomar su faz, por unos instantes, más que ordenar, más que demudar en opciones, y opciones que ya recitaba de memoria, simplemente... quería el lugar del levantamiento del cadáver de la semana anterior, en el que se sentaban las putas a finiquitar sus citas demenciales... el lugar en que la tubería de la vieja hacienda había muerto... el lugar menos propicio para un muerto como el...
El vino...
Señor, el vino... la pluma de ganso... su faz... el disfraz perfecto para un nuevo comienzo, la silla coja de pata esbelta... no quisiera ver el televisor... podría dormirme antes de empezar con este momento, debo empezar, un nuevo nombre, una nueva dirección, un nuevo teléfono... podría acerca su cara aquí... eso es... la impresión quedó perfecta... gracias... podría llamarlos les voy a dar su parte del diálogo...

Haré un inventario de días muertos... días como los de hoy en los que el día se acaba antes de empezar, en que las nubes tapan todo, oscuridad y demencia, para cambiar el capítulo.

veo pocas gotas cayendo a través de una persiana en un bosque

Sé que me han sido vedadas las puertas, y aun teniendo la esperanza de que las pocas y endebles letras que se dibujan sobre la pantalla alcancen su mirada nunca sabré que hay mas allá de esa ventana, nunca más.

Recuerdo, tal vez un día como hoy, aunque puedo estar bajo las influencias de una falacia, haberte visto de tantos modos, aun indiscriminables en mi mente, pero siempre y de algún modo sos vos, como explicar lo que no tiene sentido, aun camino en dunas interminables y no encuentro el rastro, sin embargo entre lo mas evidente siempre se pierden los sentidos, aun teniéndolos enfrente tal vez no podría verlos, y podría asegurar que trataría de corregirlos y derepente podría seguir adelante, hacia donde, la línea en el horizonte es igual desde todas las direcciones, aun bajo el velo gris de la persiana que sesga mi visión, aun ante los puntos indistintos que golpean fuertemente la ventana tratando de alcanzar lo que aun puede quedar de mi piel.


Regenero al menos algunos acontecimientos, pueden ser discretos, irrepetibles, pero aun no alcanzan a ser auténticos, nunca podría, como en las ruinas circulares, tratar de seguir una tarea de dimensiones versallezcas para crear del sueño la orilla a la cual podría arribar...

Mas bien un sueño puede ahogarme en otro y en otro y así hasta que sé indistinguible el borde que supuestamente separa lo irreal, de lo real, pero aun en un estado de vigilia absoluto, podríamos a ciencia cierta decir que estamos despiertos? En este momento en que empiezan a desdibujarse los contornos, y que las respiraciones van en cuenta regresiva, en estos momentos en que el vapor de las irrealidades q no nos tocan pero están latentes, abriendo sus fauces, a punto de engullir lo poco que podríamos considerar firme, una imagen de, en este momento, en este momento aun es imposible desgarrar la línea, el borde, el pensamiento sistemático que en los muchos pasajes de la duda metódica, Descartes cernió sobre nosotros.


Tan sólo podría decirse con ligereza, tan sólo son unas punzantes gotas, a unos 5 grados centígrados, a intervalos irrepetibles, se dejan caer con delicadeza, y más de una escala tonal compone melodías de arrullo y consuelo, pero acaso no son las lagrimas del universo... Tantas conjeturas se pueden crear con una sola letra, porque no 5, tantos inverosímiles versos, tantos libros apócrifos, tratando de tornar un zaguán oscuro en apenas unos espacios reconocibles, pero es imposible en los medios en que humanamente me hallo sujeta; tan sólo un suspiro, se salva de pertenecer al cíclico espacio de mis pulmones, se salva aun de ser derrochado en empresas vanas, en ilusorios ensayos de perpetuidad, sólo se aleja y encuentra su fin anexándose a un todo, un todo irreconocible a la mortalidad de mis ojos.


No puedo disociar las miles de raíces que me conforman, estoy sujeta a esas pequeñas partículas indivisibles que tratan de aniquilarse las unas a las otras, para conservar un espacio que ya no servirá de nada cuando sólo quede él, solo él, desaparecerá, pues al no tener quien lo contemple dejará de existir...


PD: te ofrezco excusas, hoy de todas maneras y aunque no sea extraño, no ha sido un buen día sin contar con él ultimo suceso, no sos vos el que necesita de esta sombra vana, especialmente en este tipo de instantes, era la sombra la que necesitaba resguardo...

Por lo demás no vayas a desaparecer antes de poder verte alguna otra vez. Mucha suerte, espero que tus cosas se solucionen No en vano en algunas ocasiones, suele uno sentir que necesita unos brazos extraños en los cuales dejarse caer... lo digo por mí.


Y como parte de mi ancienal egoísmo hoy parte de las gotas del cielo, aunque sea una parte infinitesimal están conformadas por algunas de las tristezas que escaparon condensadas en un suspiro.

bye dear classmate

Agosto 16/2004

Nuevamente en el bus… esta vez viajo en expreso bolivariano, un bus cómodo y es como nuevo… hace rato no pasaba algo así, por lo que supongo que el sector estará mejorando para la zona… siento algo raro aunque después de algunos segundos el sentimiento de adormecimiento es el que me llena, nada + que el dejarme llevar y luego ya veremos… volver a ver las fundas con la marca de la empresa y el patrocinador anónimo de otro servicio que no es tan chévere cuando el fumador se enfrenta con el aviso de prohibido… siento una escacita tristeza que me llena toda de vos, luego de mandarle aquellas frases de mi autor favorito y una certeza incipiente de que voy a enfermar nuevamente a causa del aire acondicionado que raspa mi garganta.

(8) Sweet child o´ mine (8) suena en mis oídos y el Blue Screen justo encima de mi cabeza. Siento que el bus se mueve pero no es así; sólo los niños saltando + atrás, uno se acerca a ver cómo puede sacar el televisor del soporte con llave; ya me empieza a doler la cabeza y no puedo hacer mayor cosa… la Coca – cola Light en mi otra mano y ese maldito olor a ambientador…

Bueno empezamos a retroceder, un frenón el estertor del bus el arranque en movimiento muchos colores de buses el policía acostado como demonios me duele la garganta ya y bueno vuelvo a ser pasajera se que unos segundos (otro policía acostado) a el bus le darán su check out correspondiente …………………………………………………………se movió…………nuevamente………………………otra vez……………………………..de nuevo………..otra vez… policía acostado, una cabina en amarillo y negro, (8) Take me home (8)… una espera prolongada al miran y ahora el bus arranca… Adiós compañeros, Adiós, el constante movimiento impide que esta escritura automática, yo mejor me voy y ¡disfruten del viaje!...

Agosto 15/2004

El respeto de 1 hoja y media, recurrente/ ahora todos son sucesos de extrañeza, estoy en mi cuarto, bajo un velo de luz blanca, intensamente blanca…
Quisiera encontrarme con usted y ahora sólo me acompaña el desasosiego… estoy frente a la maleta, aquella de los miles de viajes interminables… solía luego de muchos encuentros con estos momentos sentir una felicidad inmensa… encontrarme nuevamente en mi hábitat, retornar al hogar donde puedo ser yo y ver locomotion todo el día…

Las cosas se daban rápidamente… cualquier cosa para empacar… no podía dormir del todo, sabiendo que me iba… me iba y me voy ahora.

Estoy en posición de loto frente a la maleta y siento un vacío raro… maluco… quiero escapar de este instante, pero, ¿hacía a donde podría ir ahora?

No quiero empacar y me matan las ganas por hablarle… cuantos cambios da el destino de esto modo inusitado y recurrente…
Cuantos giros da la ausencia y la demencia temporal…
Antes era, ahora, deplorablemente, no se puede ni siquiera respirar como cuanto los motivos desaparecen frente a los ojos de esta escritura automática.

Estoy aquí, sentada en la cama y nada me rodea, he llegado a pensar que simplemente me he compuesto de historias… momentos renovados una y mil veces por una serie de conexiones químicas en el cerebro y la simple sensación de haberlas vivido, porque quedan almacenadas en algún lugar…

Pero, ¿Será posible… qué hayan estado ó aún estén… o vayan a estar…?

Estoy aquí sentada… respirando… me oigo hacerlo y también oigo a Axel Rose inventando algunas mentiras en el CD que asocio libremente con un guayabo inconjurable de días atrás.

Me detengo un segundo por que me duele el cuello al escribir así, pero bueno, sigo estando frente a la maleta; podría decir que no termino esto porque ya no sé, no me acuerdo de cómo comenzar a empacar… ¿Entonces, qué hago?... ¿cómo empiezo mi labor de errante nuevamente?... ¿En dónde demonios es que estoy? Realmente no estoy o que es lo que me pasa en estos instantes en que hasta respirar resulta difícil, supongo que volveré a la terraza a fumar… a no reconocerme en la oscuridad y el supuesto silencio de una sin estrellas en la ciudad en la que tengo ya, demasiado tiempo para pensar, en la que por ahora no hago nada, nada + que esto… respirar porque no puedo parar este movimiento involuntario, escribir porque no encuentro como mitigar este vacío constante… estar frente a la maleta en una posición incómoda a ver si nuevamente comienzo a moverme en los escasos metros cuadrados del cuarto…
Coger mis chiros e irme sola… como siempre… como siempre ha debido ser… pero, ¿qué es esta nueva soga cortándome el cuello…?

De repente ya no sea + yo y esta espera vana con la titilante luz verde y la ausencia y el silencio austero y ensordecedor…

1 min. Antes que se acabe este día, volví, después de un rotundo paseo por el pasado, sé que dolía demasiado, pero ante la incertidumbre de las últimas semanas, podía decir que me gustaba allí, en ese momento en que no lo conocía y sentía mil muertes por mi constante estupidez, de la cual sufría y creo que sufro aún…

Bueno es inminente, me marcho por un rato y dejo esta fría ciudad, como dice Bunbury (espero verlo en el concierto, por lo que supongo volveré pronto) Adiós, compañeros, Adiós… Necesito licores nuevos… unos nuevos zapatos, medias porque todas están rotas, quizás un trabajo y un nuevo lugar dónde vivir, donde aprender a vivir a solas; no entiendo porque no encuentra una salida fácil y la toma… no aparecer siempre es lo más fácil… o querer diluirse… bueno no culpo a nadie… en muchas ocasiones me encantaría hacerlo, pero creo que ya no puedo… creo, no estoy muy segura… que después de haber perdido cinco años de mi vida, he tomado la decisión de no diluirme en los intersticios, aunque no puedo negarlo, siempre me encuentro aterrorizada, si que es esa la palabra, ahora no sé muy bien hacía a donde voy, pero por lo menos aún puedo verme en los espejos o aún casi, en todas superficie que pueda reflejar (acto reflejo femenino)

No puedo negarlo, quisiera desaparecer… y bueno creo que lo haré por un rato, porque no, aún gozo de la libertad de poder hacerlo, por lo menos por ahora tengo 50.000 pesos en mi billetera de las chicas súper poderosas, un paquete de marlboro menguado por al ansiedad, y una maleta en su mayoría llena de cassettes y libros… puedo irme, aún estoy… de algún modo… pero lo que + me falta ahora, es mi poder de convocatoria.

Probablemente volveré a subir a la terraza a darle una última mirada a una noche de Agosto Bogotana y luego que… pensaré que nunca me he ido, que el viaje dura ocho horas y que todos pensaran que me volví Rola OK en este punto no me importa
Suerte y Muerte

Agosto 12/casi 13/2004

Intentos en espera…
Es en esos momentos en que hay alguien sentado, tratando de organizar un espacio que no es suyo – para no enloquecer – ante el tic-tac de la invención + ensordecedora del ser humano; UD. Los ha visto. Los ve por meses tratando de pasar sus días + que personal y alterno. Cuando UD. Espera podría matar el tiempo a punta de tinta y papel; supongo que pudo intentarlo… a mí no me ha funcionado de un modo contundente, suelo sentir que el tiempo se dilata mucho + que los acontecimientos, contra los que me topo, me permiten coordinar el hilo subsiguiente en el cuaderno

…Muchas historias pueden urdirse mientras se trata de escudriñar ese rincón intacto de la espera…
Pero muchos de los espacios que se despliegan ante la única línea que se dispone a franquear… pedazos de momentos como los que suele quedar impregnado el cuerpo en la memoria, letras que se avecinan sin piedad y aún más impertinentes cuando se cargan con una banda sonora… aquellos pedazos que quedan en stand-by como cuando hablo con alguien que no entiende ésta retórica… sentir te da la posibilidad de considerar que te encuentras vivo, aunque si lo coges con el filo contrario se pueden llegar a perder demasiados litros de sangre + de los que carga el cuerpo diariamente…



Estoy en un estado de situaciones extrañas, ya no diré, después de pensarlo con detenimiento, ni con calma, sino con el ocio del Artista recién graduado que no son malas premoniciones, ni situaciones adversas, ni contradicciones del destino griego… simplemente relaciones de situaciones inesperadas, algo como cuando se camina rápidamente en la calle estrecha con una pila de pensamientos… los que sean, atados en la espalda… en mi caso personal, el humo del cigarrillo recién encendido y la necesidad de llegar a algún lugar… tara ta ra t ata… el impulso se ve atajado de un modo contundente, el pensamiento cesa indescriptiblemente sin haberlo buscado, por un para de nanosegundos, en los que sin motivo aparente el cuerpo frena… porque algo… y aún no he podido determinarlo… ve… siente… intuye que, al doblar la esquina, va a encontrar, esa otra mole, con la misma palidez inesperada…

¿Cómo demonios no nos chocamos?

…Uno frena, no…
Trata de entrar en sí,
En realidad no es mayor cosa, todos caminamos,
Unos 6.000.000 o más de habitantes, tal vez lo(a) quemé con el cigarrillo, miles de vericuetos, hipótesis y expectativas, se refuerzan en ese par de nanosegundos que hacen que el corazón palpite más fuerte, que la mente cese y que el infinito animal caníbal no termine por usurpar el espacio; luego de un par de bailes y de enfrentamientos; de una mirada fija e inquisitiva… de esa de la que jamás entrarías ni siquiera con un conocido… la sonrisa fingida de postiza hospitalidad… fuerza a adivinar hacia a donde dirigirse, alejarse con ese vacío en el estomago… las manos un poco temblorosas y la sensación que desde ese momento ya no tenés rutina…

Sucesión de momentos así en la vida es los que lo llevan a pensar a uno que tal vez y sólo tal vez algo discordante ha llegado a apoderarse del momento… cualquier momento…

Espero… el timbre… cruento del piso de al lado… un intento fallido de ladrido del perro, siento que una voz se acerca a decirme algo de la luz, no quiero el regaño ni la certeza que estoy aquí

 Ahí iba, esperaba ahora, toca parar, este sitio no es mi sitio, pero, ¿Cuál lo es?

 En realidad ya no necesito un recuento…

Suerte… luego otra espera vendrá…

 Misivas de duelo #...
Sin fecha…

 Ya no hay recuento, Good Bye Blue Sky…

Agosto 12/2004/Jueves

Es extraño… venía diciendo algo acerca de estas hojas, ahora estoy en un lugar cerca del pasado del cual escapé hace cierto tiempo cuando quise ser artista… este ser siempre buscó el lugar + alejado de una economía sin sentido de la que ahora llevo atado el cordel a presión que va marcando mi cuello…

La última vez que estas letras salían hasta la superficie, me encontraba en un banco en un parque en la 152… el alcohol aún hacía mella en mi torrente sanguíneo y bueno sólo una ilusión asesinada rondaba mi cabeza, ahora estoy aquí (fiduciaria sin aroma) sentada en una comodísima silla desvencijada

Agosto 6/2004 11:00am. aprox.

Aún estoy aquí, un poco ebria todavía después de la jornada de lora de ayer, empezando a ejercer aquel camino para el cual no estoy preparado aún, supongo que nunca lo estaré.

Le escribo a ud. Como un mecanismo de defensa, es extraño todo lo que pasa… el pulso agotado un poco, las defensas bajas y la certeza que existe en un sitio que ya no voy a alcanzar…

No entiendo que pudo pasar, probablemente ya no lo entienda jamás…

Lastimosamente aún conservo su voz en mi cabeza con las inflexiones y los acentos de algún extraño que se adora por las mentiras que me dice, cerca al oído, reiterando historias repetitivas que por lo general se parecen a las mías…

Quiere saberlo, soy la chisca triste que lo hacía reír…

Como pudo filtrarse esta historia en esa voz tan conocida, que en alguna de las demencias temporales en las que puedo vivir a intervalos… Podría confundirlo con un cuerpo de aquellos que automáticamente se detonan en la calle, tal vez el suyo también deambule por ahí.

Compré esta libretica un día cualquiera, el domingo después de la exposición, que por cierto me mantuvo ocupada un buen tiempo, cumplió su labor… detener mi mente en ese instante; un still permanente en el que me podía mover…

Antes de escuchar las nuevas mentiras de Bunbury, con esta misma letra y esta tinta, compré – por cursi que pueda sonar – esta libreta con un oso en la portada, me llevó a un lugar alejado de mi mente

Pausa de tres días…Díaz…Cardonas…

Bueno…Bueno…Bueno…
Bueno…Bueno…Bueno…
Bueno…Bueno…Bueno…
Bueno…Bueno…Bueno…
Malo…..Bueno…Bueno…

Agosto 5/2004

Susurros de mentes perdidas en aquel tiempo sin horizonte, el frío congela cada parte descubierta, se enteran que hay un cuerpo tirado por ahí, y el viento del cerro lame lentamente lo que queda aún…

Km. 286 via Royabria

Identidad en movimiento…

- Me moví - , dijo un día el Royabro, sin saber aun que lo era; prendió su cigarrillo y mientras expiraba la última bocanada, dijo nuevamente, -En realidad podría decirse que soy el viaje, usted entiende, todo se mueve, y por adición o diferencia siempre habrá que habitar un cliché, este es el mío…-

Extracto sacado de “Identidad en movimiento”, Inicios míticos del royabro (Entrevista), Noviembre 2004, Royabria.
estoy en el claustro de la ciudad de pobres corazones
recibiendo replicas de lo que supongo es la realidad
mirando a tientas porque aun la luz, aun la oscuridad me ciega
y suelo perderme, siempre me pierdo, no se te haga raro
que las líneas tomen mi faz y este sea el único indicio de mi existencia

no recuerdo muy bien si he vivido antes, o si estoy viva ahora
los días pasan como inverosímiles hazañas de otros autores
mientras yo sólo copio del modo más profano lo que ellos dicen
yo sólo encuentro sus momentos y pretendo que son los míos...

no recuerdo muy bien mi nombre, o si en realidad llegué a tener alguno
no recuerdo si respiro o es mas bien la brisa que se asoma
para tratar de mover esa marioneta sujeta al destino
cada vez que me miro al espejo veo los cordeles
tan inverosímilmente débiles que aún no puedo entender
como hacen para sostener todo mi tedio
como hacen para soportar este desvarío de letras
que siempre penden de mi espalda...

como la levedad me muevo en un espacio que no se siente
no se siente ni siquiera el latir de mi corazón
ni siquiera el pulso que debería llevar el compás de unos pasos
que en realidad ya no se van a un viaje a ninguna parte
me gustaría mucho engañarme pero en realidad siento que
no pertenezco a ningún lugar
que en realidad ya no tengo potestad sobre mis sueños
no tengo potestad sobre mis conversaciones, soy tan sólo un buen recuerdo

y como los recuerdos, las imágenes que les corresponden
se irán borrando por el paso del tiempo, que acaba con todo
aún con las cosas perennes, aún con los espacios que ya no encuentro
será en realidad, como si jamás hubiera existido, como si en realidad
las huellas que dejé en el camino encontrarán un abismo en el cual descansar
para siempre...
un abismo infranqueable que está en frente de mis ojos
una memorable ocasión para esconderme a llorar
sola
como me lo ha indicado el tiempo, como lo han hecho las letras
que me invento para no suicidarme y evadir el desasosiego

ya no puedo decir más que desvaríos, la falta de conciencia
conciencia del mundo real, me ha llevado a ser simplemente una sombra
uno de esos relatos que se vuelven mitos,
de esos de los que no podés realmente estar seguro si existió
es raro sentir como todas las piezas del rompecabezas, mutan
mutan todos los días y armar aquella figura se vuelve uno de esos oficios
imposibles
a veces la figura soy yo.

No puedo recordar ni siquiera si existí
si llegue a vivir en algún lugar
o si en realidad no soy más que el eco
ese que se cree tan real
porque puede replicar la voz de quien lo emite
pero sin embargo cuando cesa
se da cuenta que simplemente es un reflejo...

Argunmentos para dormir falacias



Argumentos para dormir falacias, empieza en un lugar que le pertenece, el personaje, indeterminado aun, es simplemente alguien que fuma sin parar y que está escribiendo un recuento de lo que es su vida sin conseguirlo, ya que un fantasma reiterativo suele rondar su memoria, y lo aleja del momento en que empieza a escribir…

Hay un cuarto, el cuarto tiene una coloración y una disposición particular, que es sacada de la realidad, el set, se describe en las líneas posteriores por efectos de alguna neblina de alcohol, no es posible del todo determinar el lugar de los hechos…

Si en algún momento pudiera abandonar este parlamento, largarme a algún instante más propicio que el presente, dedicar mis horas a descubrir nuevas letras, como las que se escuchan en esos sonidos indescifrables que vienen del pasado, de lugares en los que ya no se puede habitar (pausa, una nueva hoja en la pila, una gota salada vuelve a correr la tinta, por qué no arrugo la hoja, la pila de hojas se deífica, intento fallido #143…)

Quisiera (ser alcohol) escribir como nunca antes lo haya hecho, pero por más que intento salir de este requiebro, las letras siempre se dibujan del mismo modo, con la misma similaridad y hasta en el momento en que encuentran su sonido, suelen pronunciarse igual… (ppp ondas de humo de formas irregulares, como suelen serlo siempre, hasta en los relatos más planos, es de suponerse que tras el humo, hay alguna figura, oscura, en contraluz, solo se ve una silueta desganada, el humo es una buena cortina para no identificar de modo notable la silueta, esta se encuentra sentada al lado de un especie de mueble que puede ser un escritorio que claramente es antiguo, por el reflejo de una luz que entra por la ventana que se encuentra perpendicular al escritorio, se alcanzan a ver, cuando el plano se abre, , también un sonido conocido, pero que funciona bien como música incidental, esa que suele estar sonando como banda sonora en mi cabeza, se logra ver una porción de piel, una mancha negra, un tatuaje quizá, pero es imposible determinar… #33)

Estoy aquí, lo se, pero cuanto tiempo me resta, cuantos sueños que han muerto ahorcados por mi desasosiego, cayendo a diestra y siniestra, mientras que con la mirada perdida y agonizante, sigo caminando por la carrera 81, luces, brillos que contrarresta la fuerza de aquel zaguán de piso húmedo que refleja el reflejo del suburbio, la mirada perdida se encuentra con un par de zapatos en el cemento que caminan por que han aprendido a donde se dirigen, el último cigarrillo del camino 11 pm, el paso apresurado, en la carrera 81 se reportaron múltiples muertes, cuando las autoridades hicieron su aparición en el lugar de los hechos, se encontraron unas cuantas gotas de sangre, que se repartían a intervalos por la acera húmeda en el que se seguían replicando algunas huellas de gente desesperada que como hormigas, ya no ven nada, siguen el trazo, de todos los días en los que se mueven para llegar a su cubil, ya no estaban los restos, sólo los reflejos, los cuerpos desaparecieron o quizá no existieron en el plano que se acostumbra, que estén, pero si la infalibilidad investigativa fuera más allá continuara hacia otro lugar, se hubieran dado cuenta que el asesino, continuaba caminando unos pasos más adelante, en un traje negro con capota de terciopelo, y que sin pensarlo, bajo la última colilla de cigarrillo que estaba pisando se, encontraba el último cadáver… (las luces bajan en la carrera 81, un poco difusa la figura, el mismo plano de humo)